(English below)
La guerra nos cuesta un mundo – Declaración GDAMS 2024
Días de Acción Mundial contra el Gasto Militar – del 12 de abril al 15 de mayo de 2024
Desarme ya para salvar a las personas y al planeta
La humanidad se encuentra en una encrucijada en la que las decisiones políticas sobre los presupuestos de defensa determinarán la trayectoria de las múltiples crisis en las que está inmersa.
Las guerras y los conflictos armados están devastando regiones enteras del planeta. El gasto militar mundial ha aumentado un 19% entre 2013 y 2022, según cifras del SIPRI, y ha aumentado cada año desde 2015. Sin embargo, desde Gaza a Ucrania, la RDC, Sudán, Myanmar o Manipur, esto no ha contribuido de ningún modo a resolver los conflictos persistentes ni a reducir las tensiones mundiales.
Por el contrario, el aumento del gasto militar y la intensificación del militarismo no han hecho sino aumentar la volatilidad de la paz y la cooperación mundial. El aumento de las temperaturas está modificando los patrones climáticos de forma profunda y extrema. Millones de personas ya están sufriendo las desastrosas consecuencias del cambio climático y la degradación medioambiental, amplificadas aún más por los conflictos violentos. Debemos actuar ya. Estos patrones meteorológicos y climáticos fluctuantes tienen repercusiones directas sobre la posibilidad de que muchos territorios sigan siendo habitables, así como sobre el futuro de unas condiciones de vida dignas y sostenibles para todos.
El mundo se encuentra en una encrucijada geopolítica, incluso cuando nos alejamos del periodo post-Guerra Fría para adentrarnos en una nueva era de multipolaridad y, sin embargo, resulta inquietante que los líderes mundiales aumenten su dependencia de las soluciones militarizadas.
Ahora, el gasto militar se pregona como una necesidad para mantener todos los aspectos de la seguridad. Al mismo tiempo, ha surgido una gran red de intereses a escala mundial, liderada por muy pocos actores privados supranacionales que controlan empresas e influyen en los gobiernos de forma puramente antidemocrática. Se trata de una red de poder global que incluye y conecta empresas militares y de energías fósiles, y en la cual la militarización no sólo causa la muerte de cientos de miles de personas, sino que también se convierte en responsable instrumental del desastre medioambiental al proteger los intereses de los combustibles fósiles y los actores depredadores.
Esta red trabaja, directa e indirectamente, para impedir medidas que podrían aliviar tanto la crisis medioambiental planetaria como el sufrimiento de millones de personas, y no se amilana ante los beneficios de la venta de armas a actores genocidas, como vemos en el apoyo militar prestado a Israel para que continúe sus incesantes ataques contra Gaza. Es necesario por tanto reafirmar el poder democrático en todo el planeta.
El gasto militar no solo alimenta guerras y conflictos armados en todo el mundo, sino que también detrae recursos que podrían dedicarse a abordar el cambio climático, invertir en justicia global (incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) y promover la transformación pacífica de conflictos y el desarme. Los ejércitos se encuentran entre los mayores consumidores de combustible del mundo, representando el 5,5% de las emisiones globales, mientras que el uso de productos químicos contamina la tierra alrededor de las bases militares, envenenándola durante generaciones.
El uso continuado de minas y municiones de racimo, así como de armamento convencional, deja la tierra inhabitable durante generaciones.
El coste de oportunidad de mantener un gasto militar así, nos está costando, literalmente, un mundo.
Somos conscientes de que los retos actuales a los que se enfrenta la humanidad (guerras y conflictos, crisis climática, crisis social, crisis de la democracia, pandemias, deforestación, pérdida de biodiversidad y muchos más) son globales y transfronterizos. Estos retos exigen un esfuerzo común y coordinado que sólo puede lograrse construyendo nuevas alianzas entre un amplio abanico de actores -desde la sociedad civil hasta las instituciones internacionales, los Estados, las empresas y los pueblos- para financiar y crear justicia, paz y derechos humanos para el planeta.
Juntos debemos impulsar una seguridad global común o colectiva, basada en la generación de confianza, la cooperación y la solidaridad. Reducir el gasto militar es un primer paso necesario y la mejor oportunidad para construir la paz y crear un mundo sostenible con dignidad para todos.
Para ello
Pedimos a los gobiernos que reduzcan el gasto militar y, en su lugar, aborden los acuciantes retos globales que requieren todos los recursos disponibles. Debemos denunciar los intereses ocultos y las presiones del complejo militar-industrial.
Hacemos un llamamiento para que se realicen esfuerzos reales encaminados al desarme mundial, poniendo fin al comercio de armas y cesando los envíos de armas a países en conflicto. Es hora de que la Asamblea General de las Naciones Unidas se comprometa a fijar una fecha y una estructura definitivas para una 4ª Sesión Especial sobre Desarme, teniendo en cuenta que la última sesión se celebró hace 36 años y que los Estados han desatendido su responsabilidad y su deber de avanzar hacia el desarme a través del marco de las Naciones Unidas.
Pedimos a los gobiernos que den prioridad a la justicia frente a los beneficios derivados del comercio de armas; en concreto, les pedimos que dejen de suministrar y comprar armas a Israel y que utilicen todos los medios existentes para impulsar un alto el fuego y el fin del genocidio en Gaza.
Pedimos un debate sincero y activo sobre nuevas arquitecturas de seguridad internacionales y regionales con capacidad de respuesta, basadas en las ideas básicas de la seguridad común y en la Nueva Agenda para la Paz del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. Desde Gaza hasta Sudán y Myanmar, los conflictos no se resolverán por medios militares. Pedimos un alto el fuego mundial; la lógica de la paz debe prevalecer sobre la lógica de la guerra.
Reclamamos una nueva geopolítica que deje atrás las guerras y la violencia, creando estructuras de gobernanza mundial con un clima de cooperación y diálogo. Debe florecer una nueva era post-violenta, basada en una cultura de paz, principios feministas y resolución de conflictos basada en el diálogo.
Pedimos a los gobiernos que actúen ya. Se necesita urgentemente un verdadero plan de descarbonización. También denunciamos a las grandes corporaciones de la industria fósil que han secuestrado y cooptado a los gobiernos mundiales.
Hacemos un llamamiento a la sociedad civil a escala local, nacional, regional e internacional para que se una en la campaña de lucha contra la tendencia al alza del gasto militar, refuerce el movimiento mundial por la paz y la justicia y desafíe a los responsables políticos que pretenden justificar un militarismo sin fin en nombre de nuestra seguridad.
Más información aquí:
Página web de GCOMS/GDAMS: www.demilitarize.org
Los Días de Acción Global sobre Gasto Militar (GDAMS) son una iniciativa del International Peace
Bureau (IPB). La primera edición tuvo lugar en 2011. La edición de 2024 comenzó el 12 de abril y termina el 15 de mayo
GDAMS 2024 Statement · War Costs Us The Earth
Disarmament now to save people and planet
Humanity is at a crossroads where political decisions on defence budgets will determine the trajectory of the multiple crises in which we are immersed.
Wars and armed conflicts are devastating whole regions of the world. Global military spending has increased by 19 percent between 2013 and 2022 according to SIPRI figures, and has risen every year since 2015. Yet, from Gaza to Ukraine, the DRC, Sudan, Myanmar, or Manipur, this has done nothing to resolve persistent conflicts nor reduce global tensions. Instead, increased military expenditure and intensifying militarism have only increased the volatility of global peace and cooperation. Rising temperatures are modifying climatic patterns in a profound and extreme way. Millions of people are already experiencing the disastrous consequences of climate change and environmental degradation, amplified further by violent conflict. We must act now. These fluctuating weather and climatic patterns have direct repercussions on whether territories can remain habitable as well as on the future of decent and sustainable living conditions for all.
The world is at a geopolitical crossroads, even as we are moving away from the post-Cold War periodinto a new era of multipolarity yet disturbingly global leaders increasing their reliance on militarised solutions. Now, military spending is touted as a necessity for maintaining all aspects of security. Meanwhile, a large network of interests and global power has emerged, led by a very few supranational private actors who control companies and influence governments in a purely undemocratic manner. It is a global power network that includes and connects military and fossil energy businesses. A network in which militarisation not only causes the death of hundreds ofthousands, but also becomes instrumentally responsible for environmental disaster by protecting fossil fuel interests and predatory actors. A network that works, directly and indirectly, to prevent measures that could alleviate both the planetary environmental crisis and the suffering of millions ofpeople. A network that does not shy away from reaping profits from arms sales to genocidal actors, as we see in the military support given to Israel to continue its relentless attacks on Gaza. We need to ensure democratic power across the globe. Military spending not only fuels wars and armed conflicts around the globe, it also takes away resources that could be devoted to addressing climate change, investing in global justice (including the UN Sustainable Development Goals), and promoting peaceful conflict transformation and disarmament. Militaries are among the world’s biggest consumers of fuel, accounting for 5.5 percentof global emissions, while the use of chemicals pollutes the land around military bases, poisoning it for generations. The continued use of mines and cluster munitions, as well as conventional weaponry leaves land uninhabitable for generations. The opportunity cost of military spending costs us the Earth.
We are aware that the current challenges facing humanity (wars and conflicts, climate crisis, social crisis, crisis of democracy, pandemics, deforestation, loss of biodiversity and many more) are global and transboundary. These challenges require a common and coordinated effort that can only be achieved by building new alliances among a wide array of actors – from civil society to international institutions, states, companies, and peoples – to finance and create justice, peace, and human rights for the planet.
Together, we must push for global common or collective security, one based on trust-building, cooperation, and solidarity. Reducing military expenditure is a necessary first step and the best opportunity to build peace and create a sustainable world with dignity for all.
To this end
We call on governments to reduce military spending and instead address pressing global challenges that require all available resources. We must denounce the hidden interests and pressures of the military-industrial complex.
We call for real efforts aimed at global disarmament, stopping the arms trade and ceasing arms shipments to countries in conflict. It is time for the UNGA to commit to a final date and structure for a Fourth Special Session on Disarmament, noting that the last session was 36 years ago and that states have neglected their responsibility and duty to pursue disarmament through the United Nations framework.
We call on governments to prioritise justice over profits derived from arms trading; specifically wecall on them to cease supplying arms to and buying arms from Israel and use all existing means topush for a ceasefire and an end to the genocide in Gaza.
We call for a sincere and active discussion on new and responsive international and regional security architectures based on the basic ideas of common security and the United Nations Secretary General António Guterres’ New Agenda for Peace. From Gaza to Sudan to Myanmar, conflicts will not be solved by military means. We call for a global ceasefire; the logic of peace must prevail over the logic of war.
We call for new geopolitics that leaves behind wars and violence, creating structures for global governance with an atmosphere of cooperation and dialogue. A new post-violent era must flourish, based on a culture of peace, feminist principles and dialogue-based conflict resolution.
We call on governments to act now. A real decarbonization plan is urgently needed. We also denouncethe large fossil industry corporations that have hijacked and co-opted world governments.
We call on civil society across local, national, regional, and international levels, to join together in thecampaign to combat the rising trend of military spending, to strengthen the global movement forpeace and justice, and to challenge decision-makers who seek to justify a never-ending militarism inthe name of our security.
https://demilitarize.org/media_news/gdams-2024-statement-war-costs-us-the-earth/