El Gobierno de Rusia acusó a EEUU, ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de haber apoyado investigaciones científicas en Ucrania las que podrían producir armas biológicas. En la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, Vasili Nebenzia, embajador ruso ante las Naciones Unidas, presentó «una pequeña parte» de las presuntas pruebas en contra del Gobierno de Joe Biden.

Durante su intervención, Nebenzia acusó al Departamento de Defensa de EUA de desarrollar en una treinta laboratorios de Ucrania, mediante convenios con el Ministerio de Sanidad, un programa de armas biológicas. Además, expusó que la pandemia de COVID-19, nos ha mostrado la vulnerabilidad de la humanidad ante las amenazas biológicas.

Anteriormente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China pidió a Estados Unidos que dé a conocer todos los detalles de sus laboratorios biológicos en Ucrania e instó a las partes involucradas a garantizar la seguridad.

«En particular, Estados Unidos, como la parte que mejor conoce los laboratorios, debe hacer pública lo antes posible la información específica relevante, incluyendo qué virus están almacenados y las investigaciones que se han llevado a cabo», afirmó el portavoz de la cancillería china Zhao Lijian en una rueda de prensa.

La embajadora de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Linda Thomas-Greenfield, negó las acusaciones señalando que ayudan a Ucrania «con orgullo y de forma abierta» a gestionar laboratorios de salud donde «no hay ningún programa (militar), ni armas».

En tanto, Izumi Nakamitsu, quien en su calidad de Alta Representante de Asuntos de Desarme, refirió que la ONU “no conoce que exista ningún programa de armas biológicas» en Ucrania. Sin embargo, reconoció que no existe un mecanismo de verificación independiente al qué acudir en caso de controversias y acusaciones.

El diario español El Mundo, señaló que «La Organización Mundial de la Salud ha aconsejado a Ucrania que destruya los patógenos de alta amenaza alojados en los laboratorios de salud pública del país para evitar «cualquier derrame potencial» que propague enfermedades entre la población».

Preocupación en América Latina

En América Latina también existen, en Perú y en Honduras, laboratorios científicos de caracter militar como la Unidad de Investigación Médica Naval N.º 6 (NAMRU-6 en inglés) del ejército de los Estados Unidos que hace investigaciones de enfermedades bacteriológicas y que, por lo peligroso de esos estudios, podrían causar accidentalmente contagios y muertes. También estos estudios podrían permitir el desarrollo de armas biológicas.

Sobre NAMRU-6, con sedes en Lima e Iquitos, el ex Congresista de Perú, Richard Arce, quien participó en la Comisión de Defensa del Congreso, en una entrevista señaló que » Evidentemente, al tener la información de este proyecto, promovido por los EEUU, para instalar supuestos laboratorios en la Amazonía peruana, en Iquitos, para hacer investigación sobre enfermedades tropicales causaba bastante suspicacia; por su origen, sobre todo».

En su labor fiscalizadora, el ex congresita solicitó información al gobierno entonces. «Lo primero es que mi percepción es que las Fuerzas Armadas del Perú no participan en pro del proyecto, porque la información que nos otorgaron era demasiado genérica y se notaba que había mucho desconocimiento. Segundo, y es grave para nuestra soberanía, ves a una base militar, que bajo el paraguas de la labor científica y de estudio de enfermedades tropicales, se está desarrollando en el país sin la transparencia que corresponde», señaló Richard Arces, agregando que «si están haciendo la investigación, bienvenido. Si es para la ciencia, si es para la medicina, bienvenido. Pero si tienen otras intenciones subrepticias, como estamos acostumbrados, la historia latinoamericana, revisándola, nos va a llenar de mucha indignación».

Prohibición del Uso de Armas Biologicas

De acuerdo al Comité Internacional de la Cruz Roja, «El 10 de abril de 1972, la Convención sobre la prohibición del desarrollo, de la producción y del almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción quedó abierta para la firma. Entró en vigor el 26 de marzo de 1975, después de que 22 Gobiernos signatarios depositaran los instrumentos de ratificación, entre ellos los de la Unión Soviética, del Reino Unido y de los Estados Unidos, que fueron nombrados depositarios. En 1 de enero de 1997, eran 140 los Estados que se habían adherido a la Convención, incluidos todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas».