ELAM: Contingente Henry Reeve

PDF: Especial Cuba Revista El Derecho de Vivir en Paz

Fundada en 1999, por iniciativa del Presidente Fidel Castro, la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) se destacado, desde sus orígenes, por la solidaridad con distintos pueblos del mundo, materializada tanto en la formación de médicos de todo el continente, como en la asistencia prestada.

Actualmente, está siendo movilizada una campaña por el premio Nobel de la Paz para los médicos cubanos del Contingente Henry Reeve, donde más de 1.800 profesionales actúan contra Covid-19 en decenas países. Son 21 grupos, esparcidos en diversos continentes. 

Las brigadas del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve siempre han estado presentes en el auxilio a los pueblos durante las situaciones más extremas luego de la ocurrencia de huracanes, terremotos y epidemias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido su labor con el Premio Doctor Lee Jong-Wook 2017 de Salud Pública. Aunque con todo el bloqueo criminal, impuesto por los Estados Unidos, Cuba también se ha destacado internacionalmente en la industria de biotecnología.

A partir de sus tratamientos experimentales, ha logrado bajar significativamente la tasa de muertes (4,2%) por el nuevo coronavirus, incluso más que las medias regionales (5,9%) y las globales (6,6%).

Es así que, en medio al contraste, hay una coherencia perceptible de opciones ideológicas. El mismo país que bloquea Cuba, es el mismo que exporta misiles en favor de más muertes; mientras la Isla sigue enviando misiones y promoviendo formaciones en favor de la vida. 

«El mismo país que bloquea Cuba, es el mismo que exporta misiles en favor de más muertes; mientras la Isla sigue enviando misiones y promoviendo formaciones en favor de la vida».

 


Testimonio: Mi revolución

He aprendido durante mi estancia en Cuba lo que es la revolución con creces. No quiero decir que para saber lo que es la revolución hay que venir a Cuba porque eso sería gran un error. No basta con venir a Cuba, pasar el rato, y decir “la revolución es…”.

En esta revolución, jamás he visto a alguien que se le niegue la atención médica; incluso me sorprendió aquella vez que en el hospital pediátrico de Cienfuegos llegó un hombre borracho que se notaba por su forma de vestir que era abandonado, pedía de una cura para una herida. El profesor y yo procedimos a ayudarlo. Esto me hace recordar con rabia a mi país, llamado Chile. Mientras yo llevaba en espera 4 horas y 30 minutos, aproximadamente, para atención médica, llegaron dos abuelitos, con dificultades para caminar, y cuando los atendieron en el mesón les negaron la atención médica por no tener con qué pagar.

Me acuerdo la primera vez que salimos con mis amigos cubanos, sin dinero, al malecón a sólo pasar el rato y disfrutar. Empezamos a jugar adivinanzas y otros juegos; fue una noche muy entretenida, pero lo raro fue que la pasamos bien sin tomar alcohol. Generalmente, tanto en Chile como en Cuba, si se nos da la posibilidad de tomar bebidas alcohólicas lo disfrutamos, pero la diferencia está en que en Cuba la gente si no tiene alcohol igual se arma la fiesta, cosa que en Chile es difícil que pase, porque siempre se necesitan de varios tipos de drogas tanto legales como ilegales para considerar que se va pasar bien. Tantas personas ven el hermoso trabajo de la revolución cubana cada vez que salen los soldados de batas blancas en sectores donde se les necesita. Pero lo grande, que tiene esta revolución, está aquí, en su mismo pueblo. La forma de como ver la vida convirtiéndola en una propuesta de otro mundo.

Nunca negar la ayuda, porque sólo depende de la voluntad y esa voluntad puede ayudar a un mejor vivir. También, vernos como iguales sin importar cuánto tienes, de dónde vienes, o quiénes son tu familia, educarnos más allá de lo que nos rodea y nos compete.

Todo esto revoluciona mi corazón, mis sueños y mi forma de como ver la vida. Fue tan brusco, tan revolucionario, que daría mi vida por esta patria que me hace sentir tan vivo. Esta patria que no tiene límites territoriales. Esta patria grande de un vivir totalmente diferente que incluso para otros incomprensible. Por eso y más, patria o muerte.

Testimonio de Alen Fuentes González quien estudió gratuitamente medicina en Cuba.


Testimonio: Pertenezco al ejército de batas blancas

Mi nombre es Kelly Díaz Sanz, soy Venezolana, y me fui a Cuba a estudiar medicina en el año 2011. Me formé como médico general, en la ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina), graduándome en el año 2017.

Ha sido una experiencia maravillosa, durante los 6 años que viví en Cuba, ya que he aprendido a convivir con personas, de diferentes partes del mundo, y a intercambiar con ellos culturas y conocimientos.

He tenido también el privilegio, de contar con grandes y reconocidos médicos como tutores durante toda mi formación. Los que me han enseñado los principios de la medicina cubana que tiene como base la solidaridad y el humanismo; siempre ponernos en el lugar del enfermo, entenderlo, para así poder tratarlo de una forma satisfactoria y eficiente.

Pero unas de las cosas más gratificantes, de vivir y formarse en cuba, es la calidad de su educación y formación como seres humanos sociales. Me llena de orgullo decir que pertenezco al ejército de batas blancas.

En resumen, en Cuba inicie una aventura sin fin, como yo la llamo, que me ha llevado a muchas cosas buenas en este largo camino por la vida. Gracias por permitirme en esta revista dejar mi opinión.


Extracto del Discurso pronunciado por Fidel Castro, en la Facultad de Derecho, Buenos Aires, Argentina /mayo 2003

Médicos y no bombas

«Nuestro país no lanza bombas contra otros pueblos, ni manda miles de aviones a bombardear ciudades; nuestro país no posee armas nucleares, ni armas químicas, ni armas biológicas (Aplausos y exclamaciones).

Las decenas de miles de científicos y médicos, con que cuenta nuestro país, han sido educados en la idea de salvar vidas (Aplausos). Estaría en absoluta contradicción con su concepción poner a un científico o a un médico a producir sustancias, bacterias o virus capaces de producir la muerte a otros seres humanos.

No faltaron, incluso, las denuncias de que Cuba estaba haciendo investigaciones sobre armas biológicas. En nuestro país se hacen investigaciones para curar enfermedades tan duras como la meningitis meningocóccica, la hepatitis, a través de vacunas que produce por técnicas de ingeniería genética, o, algo de suma importancia, la búsqueda de vacunas o de fórmulas terapéuticas a través de la inmunología molecular.

Perdónenme si he empleado esta palabra técnica, quiere decir a través de métodos que atacan directamente las células malignas; y lo mismo unas pueden prever y otras pueden, incluso, curar, y avanzamos por esos caminos.

Ese es el orgullo de nuestros médicos y de nuestros centros de investigación. Decenas de miles de médicos cubanos han prestado servicios internacionalistas en los lugares más apartados e inhóspitos.

Un día dije que nosotros no podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo (Aplausos y exclamaciones).

Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes, de certera puntería, porque, al fin y al cabo, un arma que mata traicioneramente no es absolutamente un arma inteligente.

https://www.youtube.com/watch?v=B-XAo6jUShw


 

Por Editor

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