Este 8 de octubre, el Colectivo de Defensa de la República Bolivariana de Venezuela en El Salvador rinde su más profundo homenaje al Comandante Amigo, Ernesto Che Guevara. En este homenaje al Che está reflejado nuestra celebración de la vida de todas y todos los guerrilleros quienes supieron dar lo mejor de sí para cambiar el destino de la humanidad en pro de su liberación.
Las miles de frases que se han escrito para el Che quedan cortas, pero corto no puede quedar el aliento para pensarlo, estudiarlo e imitarlo. Porque imitar a Che es convocar a la más creativa originalidad para desplegar el amor en el combate contra la injusticia. Es enarbolar la fraternidad y la solidaridad contra los enemigos del pueblo, los que enaltecen la avaricia y la ignominia.
Retomar el legado del Che es “sentir en lo más hondo, cualquier injusticia en cualquier parte del mundo”. Es por esto, que hoy también celebramos el Día del Internacionalista, recordando la lucha del Che en Cuba, en el Congo, en Bolivia y comprometiéndonos con los pueblos que luchan en todo el mundo.
Retomar el legado del Che es alzar la bandera antiimperialista. Es estudiar cómo funciona el imperialismo para someter a los pueblos. Y desde este estudio, y arraigado en una profunda unidad popular internacional, atacar el monstruo desde distintas frentes articuladas entre sí: las luchas sociales, las luchas desde la institucionalidad política, la lucha ideológica, la lucha económica y cuando sea necesaria, la lucha armada.
Es entender que el antiimperialismo va de la mano con el proyecto socialista, que el imperialismo, como comprobó Lenin, es una fase superior del capitalismo, por lo cual derribar uno es derribar al otro. Es luchar para cambiar las relaciones de producción, porque la prosperidad, si está tejida con sangre y sufrimiento, no es bienestar.
Pero retomar el legado de Che es luchar, no solo para transformar las relaciones de producción, sino todas las relaciones humanas en pro de la dignidad. Es asimilar profundamente la igualdad entre las personas y asumir como misión la lucha para hacerla prevalecer en todo ámbito, en todo lugar. Es entender que el destino de “el individuo” está inextricablemente vinculado al destino de “la sociedad”. No puede avanzar uno sin la otra.
Por esto, el Che nos enseñó que el reto de cada revolucionario es convertirse en el hombre, o la mujer, nuevo. Es desafiarnos para dejar atrás las ataduras de la vieja sociedad: el egoísmo, la avaricia y el conformismo, transformando nuestra conciencia, costumbres, valores y hábitos a favor de la solidaridad, el respeto y el amor. “Ser como el Che” es asumir como propia la lucha para ser mejores en nuestra entrega a la justicia y a los demás. Solo así salvamos al Che de convertirse en una imagen para camiseta o un santo inalcanzable en un altar.
A 53 años de la partida física del Che, nuestro más fraterno abrazo a todos los hombres y mujeres en el mundo que retomen su legado como unidad de teoría y de práctica. Reafirmamos nuestro compromiso con el ejemplo del Che y con todas y todos que siguen su camino. Recordamos también a Paquito “Cutumay” Manzanares, el guerrillero salvadoreño cuya alegría rebalsaba para contaminar a los demás. Paco, revolucionario y cantautor, fue asesinado un 8 de octubre, cuatro años después de los Acuerdos de Paz.
Desde San Salvador, 8 de octubre del 2020
Envio de RAMON E.S