La declaración del presidente de EEUU, Donald Trump, de que Washington planea retirarse del Tratado de Eliminación de Misiles Nucleares de Medio y Corto Alcance (INF en sus siglas en inglés)), firmado el 7 de diciembre de 1987 entre los presidentes de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y de Estados Unidos, Ronald Reagan, ha despertado preocupación mundial ya que las consecuencias más probables que sucedan es el aumento de la carrera armamentista y por ende el aumento del peligro para la seguridad global.

“Está mal que Estados Unidos se retire unilateralmente de un tratado histórico que eliminó los misiles nucleares de Europa”, señaló la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying en la Cancillería en Pekín.

En el mismo sentido, las amenazas de Trump de retirarse de este tratado en cuestión causa preocupación en la Unión Europa, ya que el INF es considerado una de las piedras angulares de la seguridad estratégica en este continente.

La Comisión Europea (CE) pidió a Estados Unidos y Rusia que mantengan un “diálogo constructivo para preservar el tratado” después de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llamara por teléfono a Trump para recordar que el tratado es clave para «la estabilidad estratégica».

Recordemos también que a comienzos de años, organizaciones chilenas dirigieron una carta a la ONU y a la OIEA instándolos a jugar un rol más decisivo para que, por un lado, “EEUU y Rusia mantengan sus acuerdos bilaterales (INF y START) los que deben limitar y restringir sus arsenales nucleares” y, por otro, para “propiciar nuevas conversaciones, entre EEUU y Rusia, hasta la eliminación total de las armas nucleares”.

El INF, fue el primer acuerdo que redujo los arsenales nucleares durante la Guerra Fría y condujo a la eliminación de todos los misiles balísticos y de crucero de mediano (1.000-5.000 kilómetros) y corto alcance (500-1.000) de ambas potencias mundiales.

«El tratado entró en vigor el 1 de enero de 1988 y, para junio de 1991, ambos países habían eliminado 2.600 misiles», indicó una nota de BBC.

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El pasado 4 de abril de 2018, en el 50 aniversario del asesinato de Martin Luther King, siete activistas del movimiento Plowshares lograron entrar clandestinamente en la Base Naval de Kings Bay en Georgia, una de las bases para submarinos nucleares más grandes del mundo.

Sus únicas armas eran martillos, cinta que se usa para demarcar la escena de un crimen y biberones que contenían su propia sangre, así como una denuncia imputando al Gobierno estadounidense por crímenes contra la paz. Su objetivo era desarmar simbólicamente las armas nucleares existentes en la base naval, que alberga al menos seis submarinos de misiles balísticos nucleares.

A la fecha, se encuentran detenidos el sacerdote jesuita Stephen Kelly y Elizabeth McAlister en la cárcel en Brunswick, Georgia, mientras esperan el juicio, en prisión domiciliaria, sus otros cinco compañeros.

Fuente: www.democracynow.org

Por Editor

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