Compartimos un extracto de la propuesta “Seguridad común 2022: Por nuestro futuro compartido” y que ha sido elaborada por el Centro Internacional Olof Palme, el International Peace Bureau (IPB) y la Confederación Sindical Internacional (CSI). Más que nunca debemos trabajar para generar condiciones para que las personas, las naciones y los pueblos del mundo se sientan seguros que estarán libres de la guerra, de la amenazas, de las injusticias, y de las consecuencias nefastas del cambio climático. Caminar hacia una seguridad común y la confianza entre las naciones es un paso necesario para avanzar en el desarme y un mundo con paz.

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Prefacio

Viendo las noticias de la mañana nos topamos con imágenes que muestran la crueldad de la guerra, eventos climáticos extremos que dejan a las personas sin hogar e informes sobre el aumento de la pobreza a consecuencia de la pandemia de COVID-19. El orden internacional, que podría permitir prevenir guerras, detener el calentamiento global, luchar contra una pandemia y encarar desafíos, simplemente no está funcionando. Es preciso arreglarlo, por nuestro futuro compartido.

En tiempos de crisis aguda, debe haber personas que miren hacia adelante y ofrezcan la visión de un futuro mejor. Hace cuarenta años, las relaciones entre las superpotencias habían tocado fondo y el riesgo de una guerra nuclear devastadora era alto. Fue entonces cuando una comisión internacional dirigida por Olof Palme, presentaba el informe en el que se mostraba que la seguridad es algo que creamos juntas/os; que armamentos más y más poderosos no son la respuesta. Así se establecía el concepto de seguridad común, una forma de pensar que jugaría un papel fundamental en el futuro de las negociaciones para el desarme y la distensión.

La iniciativa de seguridad común 2022 ha analizado el mundo en que vivimos y algunos de los grandes desafíos que enfrenta la humanidad, tomando como punto de partida el concepto de seguridad común. Es posible mejorar el mundo si lo hacemos juntas/os.

Hay quienes dicen que es ingenuo hablar sobre la paz, el desarme y la seguridad común cuando el mundo está al borde de una nueva guerra mundial. Sin embargo, es ahora cuando necesitamos un discurso por la paz más fuerte que nunca.

Esta iniciativa no termina al presentar este informe. Más bien, debe ser vista como el comienzo de un trabajo que debe continuar por mucho tiempo. Nuestro mundo está en peligro, pero juntas/os podemos construir nuestra seguridad común.

Anna Sundström,Secretaria General, Centro Internacional Olof Palme

El mundo está viviendo un proceso de militarización, con un rápido aumento del gasto militar acompañado de amenazas nucleares. Sin embargo, las estrategias nucleares y militares han fracasado categóricamente en alcanzar la paz y la estabilidad. Es momento de renovar el sistema de seguridad global basándose en el principio de seguridad común. Ahora más que nunca, necesitamos un sistema multilateral para la paz y la seguridad fuerte y eficiente.

Para cambiar el rumbo, debemos:

– Reafirmar la Carta de las Naciones Unidas basada en los derechos y obligaciones de “los pueblos”. La cooperación internacional y el respeto por el derecho internacional deben ser fundamentales para todos los estados.
– Revitalizar e implementar el llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas a un alto al fuego mundial, como punto de partida para los procesos de paz en diferentes regiones del mundo.
– Reforzar el respeto por el Derecho Internacional Humanitario con carácter de urgencia, dado que el daño a la población va en aumento en los conflictos recientes.
– Comprender que la paz y seguridad global son una creación conjunta y que cuando tu contraparte no esté segura, tú tampoco lo estarás. Hay que respetar la prohibición de la Carta de Naciones Unidas del uso de la fuerza así como la inviolabilidad de las fronteras.
– Reconocer los peligros de una guerra nuclear y del cambio climático como amenazas existenciales para la humanidad.
– Fortalecer la confianza entre Estados y pueblos, de forma que países con diferentes sistemas, culturas, religiones e ideologías puedan trabajar conjuntamente en los desafíos globales.
– Construir un orden mundial basado en las necesidades humanas. No existe desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo. Y tampoco es posible sin el respeto a los derechos humanos.
– Garantizar una gobernanza inclusiva a todos los niveles de la sociedad, para salvaguardar los principios democráticos y la inclusión de mujeres, jóvenes y minorías.

Cuarenta años después de la Comisión Palme original, los desafíos de nuestra sociedad global e interdependiente exigen más que nunca colaboración y alianzas, en lugar de aislamiento y desconfianza. La seguridad común se dirige a los seres humanos, no solo a las naciones. Ahora, en el 2022, es el momento de considerar si la seguridad común nos puede ayudar a alejarnos del abismo.

Seguridad Común 2022: los principios

El mundo actual está en un punto diferente al que estaba cuarenta años atrás. Aun así, el proyecto de la Seguridad Común 2022 ha echado la vista atrás para ver qué queda hoy del concepto de seguridad común y cómo habría de ajustarse para ser útil y pertinente en nuestros tiempos. Teniendo esto presente, en este informe hemos establecido seis nuevos principios para la seguridad común. Estos principios mantienen el espíritu de la Comisión Palme, pero reflejan también las nuevas amenazas y complejidades del mundo moderno.

1. Todas las personas tienen el derecho a la seguridad humana: libres del miedo y libres de necesidad.
2. Para una existencia humana pacífica y sostenible, es fundamental construir confianza entre las naciones y los pueblos.
3. No puede haber seguridad común sin desarme nuclear, sin fuertes limitaciones a las armas convencionales y sin reducción del gasto militar.
4. Para abordar gran parte de los desafíos globales, la cooperación global y regional, el multilateralismo y las normas, son cruciales.
5. Diálogo, prevención de conflictos y construcción de confianza son medidas que deben reemplazar a la agresión y la fuerza militar como medios de resolución de las disputas.
6. Mejores regulaciones, leyes internacionales y responsabilidad en la gobernanza deben también extenderse hasta abarcar las nuevas tecnologías militares, tales como en el ciberespacio, en el espacio exterior y la “inteligencia artificial”.

(Este es un extracto del documento original)

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