(English below) «El Gobierno de Biden ha realizado más de 100 transferencias de armas a Israel en los últimos cinco meses, que incluyen miles de las llamadas “municiones guiadas de precisión”, bombas y otros elementos de guerra»
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
Las dramáticas imágenes de los lanzamientos aéreos de ayuda alimentaria que Estados Unidos está realizando en la Franja de Gaza han acaparado los titulares mundiales en los últimos días. La Fuerza Aérea de Estados Unidos y la Real Fuerza Aérea Jordana arrojaron más de 70.000 raciones de alimento en total a lo largo de la costa y el norte de Gaza. Esa cantidad representa solo una fracción de lo que necesita la población del enclave asediado para subsistir. Al mismo tiempo que ha estado arrojando comida desde el aire, Estados Unidos también ha estado suministrando bombas a Israel, que ese país arrojará, a su vez, sobre Gaza. El periódico The Washington Post reveló esta semana que el Gobierno de Biden ha realizado más de 100 transferencias de armas a Israel en los últimos cinco meses, que incluyen miles de las llamadas “municiones guiadas de precisión”, bombas y otros elementos de guerra. Según el periódico, las transferencias han sido realizadas sin cumplir con la obligación legal de informar al Congreso de Estados Unidos.
El senador independiente del estado de Vermont Bernie Sanders expresó el miércoles en el recinto del Senado estadounidense: “Es absurdo e hipócrita profesar públicamente horror ante la guerra inhumana de Netanyahu, […] mientras, al mismo tiempo, suministramos decenas de miles de bombas a su Ejército. Es absurdo criticar la guerra de Netanyahu en un instante y, al siguiente, ofrecerle otros 10.000 millones de dólares para que siga adelante con esa guerra”. Según se informa, Sanders se reunió esta semana en privado con el presidente Biden.
Los senadores estadounidenses tienen, de manera individual, un poder significativo para retrasar la aprobación de ciertas legislaciones, incluidas las relacionadas con la ayuda militar internacional, pero un senador solo puede hacer esto si el Senado se entera con antelación de la propuesta de venta de armas. Sin embargo, tal como informó el Washington Post, “en el caso de las otras 100 transacciones, conocidas en la jerga gubernamental como ‘Ventas Militares Internacionales’, o ‘FMS‘ por sus siglas en inglés, las transferencias de armas se llevaron a cabo sin ningún debate público previo, debido a que cada una de ellas implicaba una cantidad específica en dólares inferior al umbral que se requiere para que el poder ejecutivo notifique individualmente [sobre la venta] al Congreso”.
Josh Paul sabe mucho sobre la venta de armas estadounidenses a Israel. Trabajó durante más de once años en el Departamento de Estado de Estados Unidos , donde hasta hace pocos meses se desempeñó como director en la Oficina de Asuntos Político-Militares. Esta agencia se encarga de la supervisión de los acuerdos internacionales de armas. Paul renunció a su cargo en octubre, a modo de protesta por el “apoyo ciego” de Estados Unidos a la ofensiva israelí contra Gaza.
En conversación con Democracy Now!, Paul expresó: “A pesar del cambio de tono, el presidente [Biden] continúa facilitando el flujo de armas a Israel. Ciertamente, hemos escuchado al Gobierno pedir más ayuda humanitaria o, al menos, un alto el fuego temporal. Pero, al mismo tiempo, sigue proporcionando las armas que permiten a Israel continuar con sus operaciones”.
El 8 de febrero, el presidente Biden emitió el Memorando de Seguridad Nacional número 20, en el que se recuerda a las agencias gubernamentales los requisitos legales que se deben seguir con respecto a estas transferencias oficiales de armas. Un nuevo informe de la organización Refugees International, titulado “Asedio y hambre: cómo Israel obstruye la ayuda humanitaria a Gaza”, incluye una recomendación al Gobierno estadounidense:
“Dada la amplia cantidad de indicios que sugieren que Israel ha violado de manera sistemática el Derecho Internacional Humanitario —acciones que el propio presidente [de Estados Unidos] ha calificado como ‘indiscriminadas’ y ’excesivas’—, el Gobierno de Biden debería suspender la asistencia que brinda a Israel en materia de seguridad ofensiva hasta que se realice una revisión exhaustiva sobre la credibilidad del compromiso de Israel con el Derecho Internacional Humanitario, tal como lo estipula el Memorando de Seguridad Nacional número 20”.
El presidente de Refugees International, Jeremy Konyndyk, es un ex alto funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, donde dirigió la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero durante la presidencia de Obama y coordinó la respuesta internacional a la COVID-19 durante el Gobierno de Biden. Konyndyk dijo esta semana en redes sociales: “Desde hace dos meses y medio que el gobierno de Biden recibe informes que advierten sobre una hambruna inminente [en Gaza]. ¿Por qué no se actuó con urgencia? ¿Qué hicieron para presionar —no suplicar— a Bibi [Benjamín Netanyahu] para que aumente de manera drástica el acceso a la ayuda humanitaria? ¿A qué se debe el cambio de tono recién ahora? ¿Y por qué, aún así, no se utiliza la influencia de Estados Unidos?”.
Israel no solo infringe claramente el derecho internacional humanitario, lo que por sí solo debería bastar para que Estados Unidos detenga el flujo de armas y municiones hacia ese país. En un fallo preliminar, la Corte Internacional de Justicia de La Haya también concluyó que las acciones de Israel en Gaza podrían plausiblemente constituir genocio. Sudáfrica, que fue el Estado que presentó el caso de genocidio contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia, le solicitó a este alto tribunal que adopte medidas de emergencia en Gaza. El país africano alegó: “La amenaza de una hambruna generalizada ya se ha materializado. El tribunal debe actuar ya para detener esta tragedia inminente”.
Josh Paul está en contacto con personal del Departamento de Estado de Estados Unidos que sigue trabajando en las áreas relacionadas con el suministro de armas a Israel. “Tengo diálogo con personas [que aún trabajan allí] y muchas dicen ‘esto no está funcionando’, ‘me revuelve el estómago estar involucrado en esto’, ‘estoy tratando de hacer cambios, pero simplemente no está funcionando’. […] Así que creo que la presión y el descontento a nivel interno aún sigue allí”.
Josh Paul trabaja actualmente para la organización Democracia para el Mundo Árabe Ahora (DAWN, por sus siglas en inglés). En un comunicado, Paul expresó: “Ninguna cantidad de latas de alimentos lanzadas desde el aire puede acercarse ni por asomo al alivio que Gaza más necesita: el fin de los bombardeos que Israel […] está llevando a cabo con armas estadounidenses financiadas con dólares estadounidenses. Estados Unidos debería usar su enorme influencia sobre Israel para instarlo a aceptar un alto el fuego y a permitir el ingreso pleno de la ayuda humanitaria a Gaza”.
Dropping Bombs and Bread on Gaza
By Amy Goodman & Denis Moynihan
Dramatic images of US airdrops of food into the Gaza Strip made headlines in recent days. The US Air Force and the Royal Jordanian Air Force dropped over 70,000 meals in total along the Gaza coastline and in northern Gaza, amounting to a fraction of what is needed on an ongoing basis there. While the US has been airdropping food, it has also been delivering bombs to Israel to be dropped on Gaza as well. The Washington Post revealed this week that the Biden administration has conducted more than 100 separate weapons transfers to Israel over the last five months, with thousands of so-called precision guided munitions, bombs and more–while skirting legally-required reports to Congress.
“It is absurd and hypocritical to publicly profess horror at Netanyahu’s inhumane war,” Vermont Independent Senator Bernie Sanders said on the Senate floor on Wednesday, referring to Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu, “While…we ship tens of thousands of bombs to his army. It is absurd to criticize Netanyahu’s war in one breath and provide him another $10 billion to continue that war in the next.” Sanders reportedly met privately with President Biden this week.
Individual senators have significant power to delay legislation, including foreign military aid, but only if a senator actually learns about a proposed arms sale in advance. As the Washington Post reported, “in the case of the 100 other transactions, known in government-speak as Foreign Military Sales or FMS, the weapons transfers were processed without any public debate because each fell under a specific dollar amount that requires the executive branch to individually notify Congress.”
Josh Paul knows a lot about U.S. arms sales to Israel. He worked for over 11 years at the State Department, most recently as director in the Bureau of Political-Military Affairs, overseeing international arms deals. He resigned in October, citing the U.S.’s “blind support” for Israel during its assault on Gaza.
“The President continues to facilitate the flow of arms to Israel, despite a change in tone,” Josh Paul said on the Democracy Now! news hour. “We have certainly heard the administration call for more humanitarian assistance or at least a temporary ceasefire. But at the same time, it continues to provide the arms that enable Israel to continue its operations.”
On February 8th, Biden issued a “National Security Memorandum,” NSM-20, reminding government agencies of their legal requirements regarding these official arms transfers. A new report from Refugees International, titled, “Siege and Starvation: How Israel Obstructs Aid to Gaza,” includes the recommendation,
“Given the widespread indications of systematic Israeli violations of International Humanitarian Law [IHL] (which even the President has characterized as ‘indiscriminate’ and ‘over the top’), the Biden administration should pause further offensive security assistance to Israel pending a thorough review of the credibility of Israel’s adherence to IHL, as mandated by NSM-20.”
Refugees International President Jeremy Konyndyk is a former top USAID official, where he ran the Obama administration’s Office of U.S. Foreign Disaster Assistance and coordinated the Biden Administration’s international COVID response. He said this week on social media, “Biden admin has had the reports predicting looming famine for two and a half months. Where was the urgency? What did they do to pressure (not plead with) Bibi to drastically ramp up humanitarian access? Why the change in tone only now? And why, still, no use of US leverage?”
Not only is Israel clearly in violation of international humanitarian law, which alone should be enough to stop the flow of arms and ammunition from the US; Israel has been found to be plausibly responsible for genocide in Gaza, in a preliminary ruling from the International Court of Justice in The Hague. South Africa, which brought the case to the World Court, has just asked the court to take additional emergency measures, stating, “The threat of all-out famine has now materialized. The court needs to act now to stop the imminent tragedy.”
Josh Paul is in touch with State Department staffers who still work on arms transfers to Israel. “I’m still hearing from people… ‘I feel sick to my stomach of being involved in this,’ and ‘I’m trying to make changes, and it’s just not working.’ I think the internal pressure, the internal disgust, frankly, is still there.”
Josh Paul is now working with Democracy for the Arab World Now, or DAWN. In a statement, he said, “No number of airdropped pallets can come close to the relief that Gaza needs most: an end to Israel’s bombardment…conducted with American weapons paid for by American dollars. [T]he U.S. has immense leverage to push Israel to agree to a cease-fire and open wide the gates of Gaza so humanitarian assistance can flow in.”
https://www.democracynow.org/2024/3/7/dropping_bombs_and_bread_on_gaza