Con motivo del Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, que este 29 de septiembre celebra la Iglesia católica y otras organizaciones adheridas, las organizaciones firmantes comunicamos lo siguiente a la opinión pública y a las autoridades:

Desde el mes de junio Estados Unidos comenzó a presionar a México para ser “Tercer País Seguro” para impedir que ciudadanos de Centroamérica lleguen a Estados Unidos, y después presionó a Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá para dirigir sus políticas migratorias. En las últimas décadas no se había visto una injerencia tan aplastante, usando no solo la diplomacia sino el chantaje económico: amenazas de aranceles a nuestros productos, e impuestos a las remesas.

Tampoco se había visto una respuesta tan servil y humillante de nuestros gobiernos que compiten para ver quién obedece mejor a Donald Trump. El presidente de El Salvador solicitó a Estados Unidos un trato para El Salvador diferente a Honduras y Guatemala, y ha desplegado el 12 de septiembre una nueva patrulla fronteriza de mil cien efectivos para frenar la migración, financiado todo ello por Estados Unidos.

El gobierno de Guatemala ofreció en junio a la administración Trump que tropas norteamericanas controlaran las fronteras de Guatemala, y el 26 de julio firmó el deshonroso acuerdo migratorio que en Estados Unidos llaman “tercer país seguro” y en Guatemala le llaman diferente para disimular su impacto. Es un acuerdo cuyo contenido se oculta al Congreso, al futuro presidente, y a las oficinas de Naciones Unidas encargadas de esos temas, como ACNUR, en una burla al pueblo y a la soberanía. Por su parte, Honduras anuncia un acuerdo de este tipo, a pesar de que su presidente esté demandado por jueces de Estados Unidos como colaborador del narcotráfico. Donald Trump apoya gobiernos corruptos a cambio de que se plieguen a sus políticas migratorias de contención. EL MURO SE CONSTRUYE EN NUESTROS PROPIOS PAÍSES.

Lo más grave es la división que se fomenta entre nuestros pueblos cuando se echa la culpa de la violencia a migrantes del país vecino, identificándoles con delincuentes, o cuando se intenta acabar con el Convenio de libre movilidad (CA-4) entre Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. El ministro de Gobernación de Guatemala, en entrevista con el Washington Post el 5 de junio, afirmó que trabajan con abogados del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos para revisar ese acuerdo y dijo que “las caravanas son una forma criminal de movilizarse”.

Por todo esto manifestamos nuestro rotundo rechazo a:

Los acuerdos migratorios que se firmen con Estados Unidos que, aunque no se llamen “Tercer País Seguro”, criminalizan a las personas migrantes que vienen de países hermanos.

La manipulación que los gobiernos hacen de la trata y el tráfico de personas para argumentar su lucha contra la migración. Quieren convertir en delito el derecho a emigrar, justificar así su enfoque de seguridad y olvidar el enfoque de derechos humanos que este fenómeno requiere.

La confusión creada entre migración y refugio en los acuerdos que se están firmando, pues la creciente necesidad de refugio de las víctimas de la violencia generalizada en Centroamérica requiere cumplir con las convenciones internacionales ya ratificadas por nuestros países.

La militarización creciente financiada por Estados Unidos para servirse una vez más del ejército para reprimir a los ciudadanos. El estado de sitio decretado en 22 municipios de Guatemala y la militarización de las fronteras no resolverán los problemas de narcotráfico y corrupción en los que se ha descubierto en múltiples ocasiones la implicación de autoridades militares y políticas.

Los empresarios que ponen sus intereses por delante de la ética y del humanismo, pronunciándose a favor de estas políticas de Estados Unidos. Sabemos qué patria quieren cuando al mismo tiempo exigen bajar el salario mínimo. En una lógica diabólica de libre competencia, si se cierran las fronteras, los trabajadores no tendrán otra opción que aceptar menores salarios.

Llamamos a los pueblos de Centroamérica no solo para manifestarnos unidos este 29 de septiembre, sino para caminar hacia una verdadera unidad centroamericana que termine con un sistema político corrupto, servil y antipatriota.

Ojalá podamos celebrar, en el año 2021, los 200 años de independencia de nuestros pueblos con una renovada FRATERNIDAD que las personas migrantes están provocando al derribar fronteras y muros.

29 de septiembre de 2019 Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados

Firman varias organizaciones, ver en PDF: COMUNICADOESPANOL 

COMUNICADOINGLES

Por Editor

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