Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

Antoine de Saint-Exupéry

Por: Gaspar A. Herrera Farfán

Cuando se aborda la paz desde una perspectiva ética, se entiende esta como “tranquilidad interna del ánimo, pero también como un deber para construcción de espacios públicos y privados comprometidos con valores democráticos, con la responsabilidad y el compromiso ciudadanos.” Rordrigo J. Ocampo G.

Nadie puede comprometerse en la paz cuando acciones y palabras sirven para encender las mechas de las guerras; Kant consideró que la paz es deseable y necesaria como condición del desarrollo moral humano, con la capacidad de dar solución a conflictos y no para generarlos y demostrar incapacidad de resolverlos. Difícil conjugar los elementos que juegan un papel importante para el equilibrio, la estabilidad y la armonía social aunque ignorarlos es más productivo que tratar de conocerlos, (menos dolor de cabeza y complicaciones encefálicas), como por ejemplo, justicia, libertad, virtudes y derechos ciudadanos, el pluralismo cultural, que cada cual y de manera particular se ha enarbolado para generar violencia de manera indirecta, pero que se han convertido en prácticas diarias que hacen recordar la lucha de contrarios aun tratándose de luchas entre hermanos.

Porqué seguir ignorando que la verdadera paz se construye en el respeto y se fortalece en la acción, y con ello, se permite el desenvolvimiento del potencial creativo humano y de la cultura; porqué en vez de seguir a la razón se le hace camino al odio y a las múltiples formas de denostación y de pobreza moral que exhibe tan solo una falta de valor individual en que se debieran resguardar los más grandes valores universales; cada cual tiene logros importantes para presumir, pero lo hace a un lado para exhibir las partes consideradas sucias de otros, olvidando las leyes de la causa y del efecto, y de que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe, logrando invertir el pensamiento receptor con análisis de causa, que genera el efecto boomerang y que regresa contra uno, con más fuerza con la que fue lanzada. ¡Sí!, ¡De tanto golpe la defensa se va generando sola!, ¡La sociedad recibe, analiza y compara, dando respuestas en los momentos menos esperados! ¡Sin querer así se les ha educado en una convivencia de clases en medio de odios y de rencores, aceptaciones aparentes y amarguras reprimidas!

Paz o Guerra no dependen de condicionamientos biológicos sino de los fenómenos culturales que hacen aprender o desaprender, -válgase el término- pero que es la enseñanza comprobada de los ambientes de violencia y de frustración; por ello Fisas considera que la base fundamental de la práctica de la paz se debe construir en la vida cotidiana y desde un entorno inmediato, no dejándola en lo que bien saben hacer los grupos u organizaciones que tan solo buscan el poder y generan antagonismos que rompen de tajo con una cultura de la paz, en la que se involucran sin respeto, a niños, adolescentes y ancianos, por no decir familias enteras que son destruidas por míseros afanes temporales, pero que a ellos los destruyen para siempre.

¡Si ese es el riesgo que se corre por estar, cuál sería el riesgo que se deba de correr por vivir de manera libre y autónoma, que devuelva la tranquilidad y el disfrute de LAS DELICIAS DE LA PAZ!

Tomado de http://www.nodix.mx/portal/index.php/opinion/2580-las-delicias-de-la-paz

Fuente: https://cubaporlapaz.wordpress.com/

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