Después de un mes y seis días de haber comenzado la última maniobra golpista contra Venezuela con el llamado plan “La Salida”, el golpe ha fracasado y la presión de Estados Unidos para que los grupos de choque y francotiradores movilizados, detrás de una supuesta marcha pacífica de un sector estudiantil, continúen golpeando y asesinando en algunos municipios del país, sólo está dejando al desnudo a los responsables intelectuales de afuera y de adentro.
El gobierno de Nicolás Maduro, como se ha reconocido, eligió la estrategia de no responder violentamente a las provocaciones de extrema violencia, que al ser ejecutadas por grupos minoritarios, terminaron concentrando un rechazo mayoritario.
La incapacidad de los fundamentalistas de Washington para entender que el “golpe suave” o sea en este caso, la guerra sucia, que intenta golpear cotidianamente y debilitar en extremo a un gobierno mediante la contrainsurgencia de los viejos tiempos y la guerra sicológica, con la más trabajada desinformación y manipulación que registre la historia de los últimos tiempos, nunca dará una revolución de colores, ni una primavera árabe en la actual América Latina, porque las circunstancias son otras.
Tampoco parece entender que la muy primitiva derecha venezolana, que sólo engendra matrices de fascismo -también primitivo-no llegó a sostener ningún esquema golpista desde que el ex presidente Hugo Chávez Frías llegó al gobierno, en 1998, logró consenso popular para instalar una Constitución que respondiera a las necesidades populares y de un país soberano y bajo esta nueva Carta Magna, se reeligió en 1999 y en todas las veces que se presentó a elecciones.
Más aún, el golpe de Estado sin suavidades, que se le aplicó en abril de 2002 terminó convirtiéndose en un hito en el mundo. Por primera vez un golpe financiado, dirigido y asesorado por Washington, como se comprobó en ese mismo año, fue derrotado en 48 horas por un pueblo en las calles, con un librito con la Constitución en las manos y por militares patrióticos.
Fue un desastre para Washington y una victoria para Venezuela y América Latina y sólo logró fortalecer al líder venezolano ante un pueblo que mayoritariamente lo considera un héroe “que ha entrado a la eternidad”, en su temprana muerte.
En primer término los dirigentes del nuevo golpismo, desacreditaron de entrada la supuesta condición pacífica de una marcha estudiantil-además minoritaria-utilizada abiertamente como mascarón de proa de los “comandos” violentos entrenados para estos menesteres de la violencia extrema, que debían dejar muchos muertos rápidamente, no importa si propios o ajenos.
El sacerdote jesuita panameño Jorge F. Sarsaneda en un texto magnífico se pregunta y nos interroga a todos: “¿Por qué el estudiantado que en el mundo reivindica servicios públicos, en Venezuela lo hace en defensa de la propiedad privada de empresarios y medios de prensa? ¿Quién está detrás de este estudiantado que desprecia a un gobierno que ha destinado el 42 % del presupuesto a inversiones sociales, que ha multiplicado por cinco el número de maestros, que ha alfabetizado a un millón y medio de personas y que ha creado 11 nuevas universidades?”
Y más aún cuestiona por qué si los partidos bolivarianos ganaron las elecciones hace tres meses, quienes protestan dicen que no pararán hasta forzar su caída y, sin embargo, los medios no los califican de golpistas.
Sarsaneda llega al fondo del asunto, que deja en claro porqué la reacción de Washington en las últimas horas que se niega a reconocer no sólo la voluntad del pueblo venezolano, sino la de todos los países de la región, que con diversos gobiernos, defienden a rajatabla la institucionalidad y a los gobiernos democráticamente elegidos, aunque esta elección no sea “aprobada” por el poder hegemónico: Estados Unidos y sus asociados (léase países ricos dependientes y sumisos).
Dice más adelante Sarsaneda “Podríamos añadir más preguntas que desnudan lo que verdaderamente hay detrás de estas “protestas”: el intento de los poderosos del mundo de arrebatar el petróleo de Venezuela; pero también el cobre, el litio, el agua y el resto de riquezas de los pueblos de América. Y, para ello, los medios no son otra cosa que un sistemático reproductor de mentiras y una eficaz pantalla de distracción”.
Nada que agregar a esta extraordinaria síntesis de otras varias preguntas de Sarsaneda sobre una verdad que es ya inocultable y “que destapan las paradojas del guión que la derecha venezolana impone en los medios de todo el mundo”.
La embestida en Venezuela es muy similar a lo actuado en el intento de golpe contra Evo Morales en Bolivia, a mediados de 2008 desatando una “guerrita” contrainsurgente, con matices similares a lo de Venezuela, y que comenzó con el intento de incendiar y destruir edificios gubernamentales, usinas eléctricas, produciendo una masacre de campesinos indígenas que respaldaban al presidente. Fue un crimen atroz en el estado de Pando, que quisieron atribuir al gobierno, lo que fue desbaratado por una Misión de Derechos Humanos enviada por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), cuya investigación fue respaldada por la OEA y la propia ONU.
Los lugares elegidos en ambos casos para comenzar la violencia con cercanía a las fronteras, cuando no en zonas fronterizas (los Estados de la Media Luna en Bolivia o Táchira y otros en Venezuela) son también parte del guión similar. En Bolivia en horas se incendiaron edificios importantes y también televisoras, radios y otras (171 en total). Lo mismo pasaría en 2011 en Benghazi, Libia con los mercenarios de la OTAN.
El esquema “incendiario” fue similar y también en Caracas, estimando que todo lo actuado anteriormente es decir, el desabastecimiento, el uso de grupos para generar inseguridad, los sabotajes, la campaña para quebrar empresas aéreas, las de rumores y mentiras y los intensos trabajos para dividir a los dirigentes del gobierno bolivariano, así como el terror impuesto mediáticamente, estaba destinado a crear desconcierto y caos en la sociedad.
Los golpistas esperaban que esta sociedad se lanzara a las calles y los levantara como héroes. No hubo respuesta, sólo una curiosa mirada sobre la metodología que se encerró a sí misma en los barrios y municipios ricos, donde tenían la bendición cómplice de alcaldes opositores, pero el país nunca se detuvo, y uno de los mayores hechos políticos, sociales y culturales fue el inútil intento de la oposición de detener los carnavales una masiva expresión cultural e identitaria del pueblo venezolano.
Fue una escena de realismo mágico, ver pasar enormes masas de población, mayoritariamente niños con sus disfraces diversos, su música o ver los multitudinarios conciertos del “carnaval por la paz” que tan minuciosamente ocultaron los medios al mundo.
En esos mismos momentos se insistía en que Venezuela estaba al borde de la guerra civil, cuando no sólo las calles eran una fiesta, y los cacerolazos que algunos trasnochados intentaban, se perdían en la multitud musical, que alegraba las calles.
Una escena para mí inolvidable. Una marchita de un grupo evidentemente clasemediero, que ocupaba apenas una cuadra y media, en su “protesta” debió dejar paso a los carnavaleros, en una de las tantas escenas surrealistas de esos días.
Pero eso sí, los “violentos” que ya a esta altura sólo están en unos seis municipios de los 335 del país, tienen la orden de “máxima acción” y en los últimos días han dado sus golpes en forma ya desesperada ante el fracaso, matando guardias nacionales, con francotiradores o disparando sobre personas totalmente indefensas.
Lo extraordinariamente pueril es que la dirigencia de las desnutridas marchas y las llamadas “guarimbas” (cortes de calles, incendios y demás), confesaran públicamente que se trataba de derrocar a un presidente y a un gobierno, que había triunfado una vez más (18 de 19 elecciones verdaderamente democráticas) en diciembre de 2013, ganando la mayoría de los municipios.
Lo grave es que ya el 6 de febrero de 2014 apenas dos meses después de este triunfo oficial, se les haya ocurrido nada menos que decidir por esta vía “La Salida” es decir el derrocamiento de un gobierno como el de Maduro que en abril de 2013 había accedido al gobierno ganando elecciones democráticas.
¿Tanto molestó al gobierno de Estados Unidos no haber podido detener la última reunión de la Comunidad de naciones Latinoamericanas y Caribeñas (CELAC) y nada menos realizada en La Habana, Cuba, que además decide que toda esta región sea un territorio de paz, entre otras importantes decisiones como corresponde a países soberanos?
Y todo esto cuando Washington necesita mostrar sus músculos tanto interna como exteriormente, después que su desesperada carrera de guerras coloniales, invasiones y ocupaciones de países en Medio Oriente, Africa del Norte y Asia, haya sido detenida a las puertas de Damasco, por la heroica resistencia del pueblo y el gobierno de Siria durante tres años bajo feroces ataques de mercenarios y terroristas de las fuerza especiales de las potencias de la Organización del Atlántico Norte (OTAN). A estos mercenarios les llaman eufemísticamente “rebeldes sirios” como llamaban “combatientes de la libertad” a los también criminales de lesa humanidad de la “contra” nicaragüense, que bajo la misma dirección de la CIA de Estados Unidos sembraron el terror en la Nicaragua sandinista. Pero además se acabó el avance impune del imperio.
Ucrania, donde el golpe de Washington y la OTAN parece triunfante, en un golpe descarnado, que motivó -como sucedió antes con Siria- que Rusia no está dispuesta a tolerar esta desesperada intervención global del imperio en decadencia. Ya no están solos decidiendo la suerte del mundo. Rusia y China y Corea del Norte y muchos otros más países del extenso Tercer Mundo y de todos los patios traseros de unos y otros, están diciendo: No a la guerra, no al control de un terrorismo mundial que se nos quiere aplicar.
El gobierno de Maduro demostró con pruebas y evidencias que esto era un inicio de golpe de Estado, que una vez más el pueblo derrotó en las calles y lo hizo en un carnaval de la paz, que no registraron los medios en el mundo, pero que será histórico e inolvidable, como la respuesta de una Conferencia de Paz, a tanta violencia y muerte.
Todo salió mal para Washington. Hasta la vergonzosa acción del gobierno panameño, pidiendo ilegalmente la intervención de la OEA. El mismo presidente Ricardo Martinelli quien a sólo tres meses de su ascenso en 2009 había entregado a su país, y la larga lucha anticolonial de su pueblo, autorizando a la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton a rodear Panamá de bases militaes ubicadas en sus costas en los oceános Atlántico y Pacífico.
La OEA no aceptó esa propuesta indebida, pero luego sesionaría bajo otros marcos y el resultado fue infartante. 29 países votaron su apoyo a la institucionalidad y al gobierno democrático de Venezuela, uniéndose a las ya definidas posiciones de CELAC, UNASUR, No Alineados y otros países del mundo.
¿Qué hace Washington ante tamaña derrota en todos los frentes? Por supuesto no se hace cargo de las muertes y daños provocados y salta hacia el vacío bien acompañado por los medios.
En Miami el Nuevo Herald habla de que Venezuela está “al borde de la guerra civil” en una demostración de autismo inducido, ya que repite las aseveraciones nada menos que del Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general John Kelly, quien sostuvo que es necesario que los venezolanos resuelvan el conflicto interno antes de que se salga de control y aumente la violencia y por supuesto se inicie la soñada (para ellos) guerra civil.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, aseguró el pasado 12 de marzo- el mismo en que la UNASUR dio otro fuerte revés a Washington al respaldar a Venezuela en su reunión en Chile- que el gobierno de Barack Obama se reserva la opción de imponer sanciones contra Venezuela para obligar a una “salida pacífica y negociada con los opositores”.
“Venezuela va camino a la catástrofe económica y en términos de democracia”, aseguró Kerry, mientras, y para rematar, la vieja y ya caduca acusación de narcotráfico para el gobierno venezolano.
En su opinión. y sin ninguna prueba, miembros de las Fuerzas Armadas y funcionarios del Gobierno venezolano están implicados en los vuelos que parten desde Venezuela con drogas destinadas al mercado estadounidense. Y si lo sabían ¿estaban de acuerdo en recibir la carga?
Cada vez que hablan no aclaran sino oscurecen, elefantes en la vitrina que cada día crean más contradicciones y no parecen entender sus propios saltos al vacío.
Venezuela: Avanza diálogo de paz con la oposición
Al cierre de esta edición, el vicepresidente Ejecutivo de Venezuela, Jorge Arreaza, destacó que las conversaciones de paz con la oposición van avanzando, hecho que permite visualizar un posible acuerdo, en el marco del respeto a la Constitución y del rechazo a la violencia.
“Uno de los primeros acuerdo es el respeto pleno a la Constitución y el rechazo y condena a la violencia, venga de donde venga”, indicó Arreaza. Las conversaciones de paz cuentan con la presencia de los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y del nuncio apostólico del Vaticano, Aldo Giordano.
Stella Calloni, Periodista.