Por Olga Pinheiro*

Hablo desde Brasil, muchos de ustedes ya deben saber sobre el tremendo caos sanitario que hay acá, pero no sé si todos saben que es un caos planeado por Bolsonaro y su militarizado gobierno, que desde el año pasado rechazó once ofertas formales de vacunas, para obtener sobornos con estas compras, como apunta una reciente investigación parlamentaria.

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El presidente Bolsonaro ha dicho que “la contaminación por covid es más eficaz que la vacuna”, y que “si te vacunas, el problema es tuyo si te vuelves un caimán”. Además, se niega a adoptar medidas sanitarias para reducir la contaminación, y aún convoca a la gente a la aglomeración, diciendo que “todos moriremos un día”. No es una imbecilidad gratuita, es una orientación política. 

Por eso, no sería una exageración decir que Bolsonaro está utilizando el Covid como arma biológica. Hay alrededor de 550 mil muertos acá. Entonces, en Brasil hay una política de exterminio en curso, y es por eso que no podemos eximirnos de decir: Bolsonaro genocida y exigir su condena nacional e internacionalmente.

Y, pensando ahora sobre ¿qué otro asunto podría ser peor que Bolsonaro, para Brasil y para América Latina? Pues: el incremento de los vínculos militares del gobierno de Brasil con los de EEUU, que incluyen entrenamiento y otros acuerdos militares que ponen en jaque nuestra soberanía. 

El 2017, un año después del golpe contra la presidenta Dilma Rousseff, EEUU, Colombia y Perú realizaron ejercicios militares conjuntos, en la amazonía, con el ejército brasileño. Esto es algo inédito y contrario a lo determinado por la Estrategia Nacional de Defensa, exponiendo el territorio más prioritario de la defensa nacional a las fuerzas armadas de una potencia extranjera.

El 2019 Brasil y Estados Unidos firmaron un acuerdo para el uso del Centro de Lanzamiento Espacial de Alcântara, ubicado en el Estado de Maranhão. 

Este acuerdo además de aplastar nuestra soberanía, puede representar una amenaza mundial porque, aunque pocos conozcan, en ese mismo año, Estados Unidos creó una Fuerza Espacial Militar y es muy posible que en un futuro próximo quieran emplazar misiles en el espacio usando para eso la base de Alcántara. Esto volvería la Guerra de las Galaxias, más que una película-ficción una amenaza de realidad-terror.  

Sobre esto debemos recordar y exigir el cumplimiento del “Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre”, de 1967. Este tratado “prohíbe el emplazamiento de armas nucleares o de cualquier tipo de armas de destrucción en masa en el espacio ultraterrestre”.

Semanas atrás, hubo un bombardeo de la prensa sobre denuncias de EEUU, que han sufrido ataques a su ciberseguridad. Esto también es una táctica de ciberataque a nuestra memoria y al “hardware” de nuestra consciencia, sacando del foco de quien realmente es, en el transcurrir de la historia, el principal autor de ese tipo de violación: los propios Estados Unidos.

En el año 2013, la presidenta Dilma Rousseff, denunció ante la Asamblea General de Naciones Unidas las prácticas de espionaje internacional que vino a la luz, en esos años, por las denuncias de Edward Snowden y que en 2015 se reveló aún más la extensión de estas intervenciones. 

La defensa de EEUU ha justificado ese recurso en nombre de su seguridad nacional, aunque sigue faltando una explicación plausible a nuestra sanidad mental sobre ¿qué tenía que ver con amenaza terrorista a los EEUU la ex-presidenta Dilma y sus ministros, asesores y diplomáticos para que tuvieron sus teléfonos intervenidos e incluso los de sus hogares? ¿Y qué decir del Banco Central de Brasil que también estaba intervenido por la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU? 

Imaginen ustedes la situación al revés, ¡si fuera Brasil que hubiera espiado a EEUU! Por mucho menos EEUU ya hubiera declarado la guerra. Pero no sólo espiaron a Brasil, sino también a autoridades de México, Francia y Alemania, entre otras. 

Y para los que quieren ilusionarse creyendo que esto es una página pasada, les recuerdo que el diario Newsweek señaló, en mayo de este año, que el Pentágono tiene un ejército de 60 mil espías cibernéticos. 

También, hace pocos días atrás se publicó un informe que señala que “El gobierno de EEUU está capacitando a jóvenes de 12 a 18 años de habla portuguesa para que den el primer paso en su camino para convertirse en «ciberguerreros» y, con suerte, algún día trabajar como espías para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)”.

Quiero recordar el sabotaje cibernético contra el sistema eléctrico en Venezuela sucedido en 2019 y que afectó al 80 por ciento de la población venezolana. Un ataque planificado cuyo objetivo era profundizar el malestar social y económico. 

Quiero también mencionar el caso de Cuba y cómo se han manipulado las redes sociales para generar el caos, sembrar el odio, y acusar al gobierno cubano de violar los derechos humanos. 

Nada dicen de la guerra que hay de EEUU contra Cuba o contra Venezuela. El bloqueo económico, es un arma de guerra y el verdadero  responsable de las dificultades económicas de estos dos países.

Quiero recordar que Cuba ha tenido una enorme solidaridad, con muchos países del mundo, al enviar brigadas médicas o brigadas de educadores, contra el anafabetismo.

También el asunto del armamento nuclear es muy serio partiendo de la base de que sólo hay un país en el mundo que ha sido capaz de utilizarlo contra otra nación: EEUU.

Pero seguro Kristine y Anthony aportaran mejor sobre ese tema.


Olga Pinheiro, de Brasil, es investigadora social, colaboradora y editora de la Revista El Derecho de Vivir en Paz

 

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