(English below)

Por Amy Goodman y Denis Moynihan

Nueva YorkEl Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra esta semana, ocurre en medio de las protestas de solidaridad con Gaza que se están llevando a cabo en diversos campus universitarios de Estados Unidos. En una sociedad democrática, las protestas y la prensa están íntimamente ligadas. En el afán de contener el creciente movimiento estudiantil a favor del pueblo palestino, las autoridades universitarias y la policía están restringiendo cada vez más el acceso de la prensa a los recintos universitarios, llegando incluso, en algunos casos, directamente a prohibirlo. Frente a las detenciones violentas de estudiantes, es crucial contar con medios de comunicación independientes que garanticen que las autoridades rindan cuentas y que registren este intento de coartar la libertad de expresión que está teniendo lugar a lo largo y ancho del país.

Pero esto no se circunscribe sólo al derecho a la libertad de expresión. Necesitamos escuchar las voces de los estudiantes, comprender las razones por la cuales se exponen a ser suspendidos o expulsados o, como sucede en muchos casos, a poner en riesgo su seguridad personal. Estos estudiantes se han sumado a millones de personas de todo Estados Unidos que están profundamente preocupadas por el ataque de Israel contra Gaza, por el suministro de armas estadounidenses para perpetrar ese ataque y por la decisión de las universidades de invertir en empresas que se benefician de la guerra. Estas protestas estudiantiles evocan las que se llevaron a cabo contra la guerra de Vietnam en los años 60 y 70, y los llamamientos a dejar de invertir en empresas e instituciones que se beneficiaban del apartheid sudafricano en las décadas de 1970 y 1980.

Hace unas semanas, en la Universidad de Columbia —el epicentro de las movilizaciones actuales—, la rectora de ese centro educativo, Minouche Shafik, solicitó la intervención del Departamento de Policía de Nueva York, que arrestó a más de 100 estudiantes. La rectora dispuso el cierre del campus, lo que impidió a muchos periodistas cubrir la acampada de protesta. Poco después, y en un claro desafío a las disposiciones de las autoridades universitarias, la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, una de las más renombradas del mundo, comunicó en redes sociales que iba a facilitar el acceso al campus a los periodistas que desearan cubrir estos importantes sucesos.

A pesar de los intentos de Shafik por sofocar la protesta, los estudiantes instalaron otro campamento de solidaridad con Gaza dentro del centro educativo. Tras un nuevo ultimátum de la rectora, un grupo de estudiantes ocupó el edificio Hamilton Hall de la universidad y lo rebautizó como “Hind’s Hall”, en honor a una niña de seis años que murió en un brutal ataque militar israelí en Gaza. La noche siguiente, Shafik volvió a solicitar la intervención de la Policía de Nueva York. La policía irrumpió en el edificio y detuvo a otros 100 estudiantes, que se encontraban tanto dentro como fuera de las instalaciones.

Gillian Goodman, una estudiante de la Escuela de Periodismo de Columbia, estaba en el campus esa noche. En conversación con Democracy Now!, expresó: “La policía utilizó sus porras para empujarnos, a mí y a mis colegas de la Escuela de Periodismo, y nos acorralaron fuera del lugar, lo que nos impidió ser testigos directos de los arrestos. […] [La policía] fue sumamente precisa y eficaz en su objetivo de evitar testigos presenciales, incluida la mayoría de la prensa, durante el tiempo en que se llevaron a cabo las detenciones”.

La policía amenazó a los estudiantes con arrestarlos si salían del edificio Pulitzer Hall, en donde está situada la Escuela de Periodismo.

También el martes por la noche, pero en el otro extremo de Estados Unidos, contramanifestantes proisraelíes atacaron violentamente el campamento de solidaridad con Gaza instalado en la Universidad de California en Los Ángeles. El periódico Los Angeles Times informó que, cuando por fin llegó la policía, se limitó a observar. Por su parte, el periódico estudiantil de la universidad, The Daily Bruin, escribió en un editorial publicado horas después:

“El ataque comenzó con la emisión de estridentes y ensordecedores llantos y chillidos de bebés por medio de altoparlantes. Mientras tanto, los contramanifestantes comenzaron a derribar las barricadas y dirigir punteros láser hacia el campamento. Personas con tapabocas agitaban luces estroboscópicas. Gas lacrimógeno. Gas pimienta. Golpes violentos”.

Shaanth Kodialam Nanguneri, integrante del equipo de redacción de The Daily Bruin, que estaba allí con otros tres periodistas del periódico, describió la escena a Democracy Now!:

“Eran alrededor de las dos o tres de la madrugada. […] Habíamos estado varias horas en el campus, trabajando en la cobertura y enviando mensajes a nuestros editores. Estábamos realmente asustados por las escenas que veíamos, por el nivel de violencia que había hacia los participantes de la acampada, por la virulencia que se sentía en el ambiente. […] Yo personalmente presencié cómo un contramanifestante golpeaba con una tabla de madera a una mujer que estaba sujetando con sus manos una de las barricadas del campamento y le rompía los dedos; escuché sus gritos [de dolor]”.

Pasado un rato, contramanifestantes proisraelíes se acercaron a los cuatro periodistas. Shaanth continuó así el relato:

“Nos estábamos yendo y éramos vulnerables, ya que estábamos en un grupo pequeño. Nos rodearon y atacaron. Comenzaron a encandilarnos con luces, a rociarnos con irritantes muy fuertes, y luego abordaron especialmente a una de mis colegas, a quien hostigaron y agredieron con violencia”.

El grupo de colegas logró escapar, pero una integrante del equipo tuvo que ser brevemente hospitalizada.

En el artículo editorial publicado mientras se sucedían estos hechos, el periódico estudiantil interpeló a las autoridades de la Universidad de California en Los Ángeles: “El mundo está mirando. Mientras los helicópteros sobrevuelan el edificio Royce Hall, tenemos una pregunta para hacerles. ¿Tendrá que morir alguien en nuestro campus esta noche para que ustedes hagan algo?”.

La Junta del Premio Pulitzer emitió el jueves una declaración en la que elogió el trabajo de los equipos de periodistas estudiantiles: “[Valoramos] el incansable trabajo de los estudiantes de periodismo en los campus universitarios de nuestra nación, quienes están informando sobre las protestas y los acontecimientos que las rodean, a pesar de los grandes riesgos personales y académicos que enfrentan. […] Fieles al espíritu de la libertad de prensa, estos estudiantes han trabajado arduamente para documentar un acontecimiento noticioso nacional de gran relevancia en circunstancias difíciles y peligrosas, exponiéndose al riesgo de ser arrestados”.

De cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre en Estados Unidos, y ante la posibilidad de que ocurran protestas masivas tanto durante la Convención Nacional Demócrata como durante la Convención Nacional Republicana, es importante recordar que una prensa libre es esencial para el funcionamiento de una sociedad democrática.

Campus Protests, Press Freedom and Palestine

By Amy Goodman & Denis Moynihan

World Press Freedom Day comes this week amidst Gaza solidarity protests on campuses across the United States. In a democratic society, protests and the press are intimately linked. Desperate to clamp down on the growing movement, university administrations and police are increasingly restricting or outright banning the press from campus grounds. As protesters are subject to violent arrests, we need an independent press to hold those in power accountable, and to document this nationwide attempt to suppress free speech.

And it goes beyond free speech. We need to hear students’ voices, why they are risking suspension and expulsion and in all-too-many cases their personal safety, joining millions of people across the country who are deeply concerned about Israel’s assault on Gaza, about the US providing the weapons for that attack, and about university investments in companies that profit from war. These student protests echo those against the Vietnam war in the 60s and 70s, and calls to divest from South African apartheid in the 70s and 80s.

Weeks ago at Columbia University, the epicenter of the current movement, President Minouche Shafik called in the New York Police Department (NYPD) which arrested over 100 students. She locked down the campus, preventing many journalists from covering the encampment. Soon after, the Columbia School of Journalism, or J-School, one of the most prominent in the world, stated on social media that they would facilitate access to journalists wanting to cover this important story, a clear challenge to university policy.

Despite Shafik’s efforts to quash the protest, another encampment grew. When she issued yet another ultimatum, students occupied Hamilton Hall, renaming it Hind’s Hall, after a six-year-old girl brutally killed by Israeli forces in Gaza. Shafik again called in the NYPD the next night. The police stormed the building and arrested another 100 students, inside and out.

Gillian Goodman, a Columbia J-School student, was on campus that night. “Myself and my colleagues at the Journalism School were pushed with police batons to our backs and corralled out of the space, so we were not able to witness the arrests head on,” Gillian said on the Democracy Now! news hour. “[The police] were extremely clear and efficient that they were not to have any eyewitnesses, including the majority of press, during the time that the arrests were made.”

Police threatened students if they stepped outside the J-School, based in Pulitzer Hall, they would be arrested.

Across the country in Los Angeles, also on Tuesday night, the UCLA Gaza solidarity encampment was physically attacked by a violent pro-Israel group. The LA Times reported that when the police finally arrived, they simply watched. The university’s student paper, The Daily Bruin, wrote in an editorial published hours later,

“It began with ear-piercing screams of wailing babies loudly emitting from speakers. Counter-protesters tearing down the barricades. Laser pointers flashing into the encampment. People in masks waving strobe lights. Tear gas. Pepper spray. Violent beatings.”

Shaanth Kodialam Nanguneri, Bruin senior staff writer, who was there with three other Bruin reporters, described the scene on Democracy Now!:

“It was about 2 or 3 a.m…We had all spent hours being out there on the field reporting, sending messages to our editors, really scared about the scenes that we were seeing on campus towards the protesters in the encampment, the level of violence and vitriol that was in the air…I personally witnessed a counter-protester slam a wooden slab onto an individual who had her hands on the barricade of the encampment and smashing her fingers, and listening to her scream.”

The pro-Israel vigilantes then accosted the four reporters:

“We were leaving and were vulnerable and were in a small group, we were encircled and attacked,” Shaanth continued.

“They started shining lights in our face, spraying us with very strong irritants, circling in particular one of my colleagues and physically harassing and violently assaulting her.”

The reporters managed to escape. One of them was briefly hospitalized.

The Bruin’s editorial addressed the UCLA administration: “The world is watching. As helicopters fly over Royce Hall, we have a question. Will someone have to die on our campus tonight for you to intervene?”

On Thursday, the Pulitzer Prize Board issued a statement, “to recognize the tireless efforts of student journalists across our nation’s college campuses, who are covering protests and unrest in the face of great personal and academic risk…In the spirit of press freedom, these students worked to document a major national news event under difficult and dangerous circumstances and at risk of arrest.”

In this election year, with the likelihood of mass protests at the Democratic and Republican National Conventions, let us remember: a free press is essential to the functioning of a democratic society.

https://www.democracynow.org/2024/5/2/campus_protests_press_freedom_and_palestine

Por Editor

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