Por Emily Rosenzweig

El 19 de enero de 2019 fue un día de la victoria, el recuerdo solemne y una mirada hacia  batallas en el futuro por la memoria y la justicia.

En la comuna de San Joaquín, en Santiago, la Corporación Tres y Cuatro Álamos realizó el 8vo Encuentro de Ex Prisioneras/os Políticas/os, sus Familiares y la Comunidad, ocasión en que informaron que el ex centro de detención Tres y Cuatro Álamos ya ha sido declarado como «Monumento Nacional» por el Consejo de Bienes Nacionales del Estado de Chile.

Este momento, representa una victoria, de una larga batalla que ha dado esta organización por el reconocimiento de esta historia oscura de Chile. Los integrantes de la Corporación celebraron este triunfo con otros ex presos políticos y su familiares en este hermoso encuentro.

La actividad, como tradición, se realizó dentro del sitio donde funcionó el ex centro de detención de Tres y Cuatro Álamos. Este sitio normalmente no está abierto al público, ya que sigue siendo un espacio administrado por el Servicio Nacional de Menores (SENAME) organismo del Estado donde se detiene a los niños infractores de la ley.

Al entrar al evento, había carteles informativos sobre parte de la historia de Chile; empezando con el ascenso de Salvador Allende al poder, continuando con el golpe de Estado y la dictadura de Pinochet, y las formas de tortura  que acontecieron en el sitio de Tres y Cuatro Álamos.

Antes de empezar la ceremonia, la Corporación mostró a los asistentes una placa nueva cerca de la entrada que conmemora el sitio como «Monumento Nacional». Los miembros de la Corporación se reunieron alrededor de la placa y hablaron de la larga lucha que llevó alcanzar este objetivo.

Con la presencia de entre 250 a 400 participantes, aproximadamente, el encuentro contó con discursos fuertes, actuaciones musicales y una ceremonia de reconocimiento a tres defensores de derechos humanos y la memoria.

Una de las galardonadas fue la dirigente Alicia Lira Matus, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos e integrante del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas (SOA Watch), a quien se le reconoció su incesante trabajo en la defensa de los derechos humanos durante y después de la dictadura.

El segundo reconocimiento fue para Mariano Puga Concha, un sacerdote y ex preso político de Tres y Cuatro Álamos, quien tomó un rol destacado en el movimiento de Cristianos por el Socialismo y ayudó a víctimas de la dictadura.

Finalmente, la Asociación de Fotógrafos Independientes, una agrupación que surgió durante la dictadura para captar lo que estaba sucediendo en las calles en Chile, tanto las manifestaciones contra el gobierno militar como las formas de violencia estatal que imponían este gobierno, recibió también un reconocimiento.

Según Carlos González, dirigente de la Corporación y miembro de SOA Watch Chile, el propósito del evento hace ocho años fue para “dar la oportunidad de vernos las caras y de sentirnos partes de nuestro ex campo y miembros de nuestra organización. Saludar a los que ya no están y sentirnos luchando para que nunca más se repita esto que pasó aquí como en ningún otro lugar del mundo”.

Después del primer encuentro en 2011, se convirtió en una tradición, y ahora vienen ex presos políticos y familiares de varias partes del mundo. También han participado embajadores y diputados políticos de distintos países y partidos.

Carlos González señala que invitar a estos grupos es una decisión política y estratégica. “Invitamos a diputados para conseguir el apoyo de ellos en el parlamento y para entregarles información de lo que aquí pasó”, expresó.

También, el fortalecimiento de estas relaciones ha sido útil en la lucha por el reconocimiento como «Monumento Nacional».  “Ganamos esta batalla con el apoyo de muchos, con firmas de personalidades, ex presos políticos, parlamentarios, organizaciones internacionales y algunos de los funcionarios del SENAME. Presionamos al Consejo de Monumentos Nacionales también y nos ganamos desde el presidente hasta el último funcionario”, recuerda González.

Recordemos que Tres y Cuatro Álamos funcionó como un centro de detención, tortura y desaparición, entre 1974 y 1977, y se calcula que la mayor cantidad de presos políticos pasaron por este sitio unas 6000 personas.

Desde 1976 hasta 1990, el sitio estuvo vacío sin mucho cambio. Después se convirtió en una cárcel de menores infractores de la ley bajo la administración del SENAME y Gendarmería (el servicio de guardias de prisión dependiente del Ministerio de Justicia). Este servicio, en los últimos años, ha sido denunciado por el hacinamiento y por el abuso físico como sexual contra menores de edad, y por una tasa creciente de niños que han muerto bajo su vigilancia.

Desde que Tres y Cuatro Álamos se ha convertido en un «Monumento Nacional» y un sitio de memoria, el Estado de Chile tiene que encontrar otro lugar para albergar a los menores. Esta repetición en la historia de la detención y la represión no se pierde en los miembros de la Corporación. Carlos González reflexiona: “Creemos que nuestra sociedad es represora ante todo atisbo de desarrollo de la conciencia. No creo que sea casualidad que se reprima a jóvenes delincuentes en el mismo lugar donde se nos reprimió a nosotros”.

Después de su victoria tan esperada, la Corporación todavía tiene grandes esperanzas para el futuro del ex centro de detención. Más que sólo un «Monumento Nacional», los miembros quieren convertir el sitio en un centro de paz, memoria y justicia. De este modo, la Corporación pretende rescatar a la memoria y ganar la lucha ideológica contra la violencia estatal que se sigue librando en Chile.

Por Editor

Deja una respuesta