ginesCuando se cumplen 32 años de la llamada “Guerra de las Malvinas” la Presidenta Cristina Fernández denunció que Las Malvinas constituyen hoy una «base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico Sur”.

Argentina, como sabemos, ha vuelto a poner en la agenda internacional el tema del rescate de la soberanía de Las Malvinas. Los países inte­grantes de UNASUR expresaron su pleno res­paldo a esta demanda y rechazaron la presencia militar británica en la zona.

Para conocer más de este tema, conversamos con el Embajador de Argentina en Chile, Ginés González García, quien desde el 2007 lidera la misión diplomática en nuestro país.

 

¿Qué pasó con Las Malvinas?

La Cuestión de las Islas Malvinas, entendida como la disputa de soberanía entre la Argen­tina y el Reino Unido por las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espa­cios marítimos circundantes, tiene su punto de partida el 3 de enero de 1833, cuando el Reino Unido, quebrando la integridad territorial ar­gentina, ocupó ilegalmente las islas y desalo­jó a las autoridades argentinas impidiendo su regreso así como la radicación de argentinos provenientes del continente.

Desde entonces, la Argentina ha denunciado insistentemente la usurpación del Reino Unido y, en su Constitución Nacional ha ratificado su soberanía y afirmado que su recuperación con­forme el derecho internacional constituye un objetivo permanente e irrenunciable. La Cues­tión de las Islas Malvinas ha sido calificada por las Naciones Unidas como un caso colonial que involucra una disputa de soberanía entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte que debe ser solu­cionada mediante negociaciones entre las dos partes. En el mismo sentido se han pronuncia­do numerosos organismos internacionales.

¿Qué está haciendo Argentina para recupe­rar Las Malvinas?

El Gobierno argentino se propone recuperar las islas de manera pacífica, de conformidad con los principios del Derecho Internacional y te­niendo en cuenta los intereses de sus habitantes.

Los esfuerzos proactivos que realiza la Repú­blica Argentina se orientan a obtener, en los distintos foros y organizaciones internacionales que se pronuncian sobre la Cuestión de las Islas Malvinas, un expreso reconocimiento de la dis­puta de soberanía respecto de las Islas Malvi­nas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes y en conse­cuencia propiciar el llamado de la comunidad internacional a reanudar las negociaciones con el Reino Unido en el marco del principio de solución pacífica de las controversias.

Sin embargo, a pesar de la permanente volun­tad de diálogo del gobierno Argentino, el Reino Unido ignora tal principio negándose a dialogar y agrava la situación mediante la realización de actividades unilaterales, las que incluyen la ex­ploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables, así como la reali­zación de ejercicios militares.

La Argentina cuenta con el firme respaldo de los países de América Latina y el Caribe y de los 54 países de África a sus legítimos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios ma­rítimos circundantes, así como con la solidari­dad de países de otras regiones que respaldan la reanudación de las negociaciones entre las dos partes a fin de alcanzar una solución pacífica y definitiva a la disputa.

Asimismo, un aspecto esencial de nuestra lu­cha pacífica son los más de 90 Grupos de Soli­daridad en países de los cinco continentes que trabajan en pos de una solución definitiva al conflicto colonial.

¿Cómo ha sido la solidaridad de Chile y América Latina con esta demanda?

El Gobierno de Chile ha reiterado su respaldo y el del pueblo de Chile a los legítimos derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

En este sentido, ha ratificado la necesidad de que los Gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte reanuden las negociaciones a fin de encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva de la disputa de soberanía conforme con las Resoluciones de las Naciones Unidas y las Declaraciones de la Organización de los Estados Americanos.

El Gobierno chileno ha respaldado el “Comu­nicado Especial sobre la Exploración Hidro­carburífera en la Plataforma Continental” del 23 de febrero de 2010 suscrito por las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno en ocasión de la Cumbre de la Unidad de la América Latina y el Caribe, y lo establecido por la Resolución 31/49 de la Asamblea General de Naciones Unidas, así como las declaraciones de los paí­ses miembros de la UNASUR; las cuales instan al cese de la introducción de modificaciones unilaterales en la situación mientras las islas estén atravesando por el proceso recomendado por la Asamblea General.

El Mercosur adoptó un comunicado conjunto en el que reconoció el derecho de la Argentina para adoptar las acciones legales implementa­das en el ámbito de su legislación contra las ac­tividades de exploración y explotación no auto­rizada de hidrocarburos en el área de Malvinas. Se llevaron a cabo gestiones en el marco de la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade), en cuya 43ª Reunión de Ministros se expresó el respaldo a la adopción de medidas en materia de hidrocarburos.

Declaraciones equivalentes a las del MERCO­SUR se han dictado también a nivel sudameri­cano en el marco de la UNASUR.

¿La actitud del Reino Unido ha sido pro­vocativa desde el punto de vista militar y mediático, por qué?

Las Islas Malvinas se encuentran entre los te­rritorios más militarizados del mundo, tenien­do presente la proporción de efectivos militares (entre 1.500 y 2.000) y población civil (3.000 habitantes, de los cuales alrededor de 500 son voluntarios de una fuerza local de defensa). Por su parte, el gasto militar anual per cápita alcan­za los 32 mil dólares.

En la actualidad, constituye la mayor base militar existente al sur del Paralelo 50° Sur. Asimismo, la nueva Revisión de la Seguridad y Defensa Estratégica británica, presentada en octubre de 2010, enuncia como objetivo estra­tégico de la base militar establecida en las Islas Malvinas contar con un centro de apoyo para el despliegue militar británico a escala global.

Existen además otras bases del Reino Unido en Ascensión, Santa Helena, Tristán de Cunha, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, a través de las cuales este país pretende ejercer control en el Atlántico Sur.

En febrero de 2012, mediante la presentación del Sr. Canciller ante el Presidente del Consejo de Seguridad, el Secretario General y el Presi­dente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la República Argentina alertó a la comunidad internacional sobre la militarización británica del Atlántico Sur. La base situada en Malvinas posee un impor­tante centro de comando y control, y una base de inteligencia electrónica que permite monito­rear el tráfico naval y aéreo de la región. Cuen­ta, además, con dos pistas aéreas transcontinen­tales de 2900 y 1525 metros respectivamente, y 800 efectivos de la Real Fuerza Aérea, más de 500 del Ejército Británico y 30 miembros de la Armada Real.

En su presentación en Naciones Unidas sobre la militarización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido, en febrero de 2012, la República Argentina advirtió a la comunidad internacio­nal sobre el envío al Atlántico Sur de un sub­marino nuclear británico con capacidad para transportar armamento nuclear.

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¿Pero en las Islas Malvinas hubo un referén­dum?

El mal llamado “referéndum”, en el cual 1500 británicos de las islas decidieron seguir siendo británicos, es violatorio de las resoluciones de las Naciones Unidas. Ni la Resolución 2065 ni las restantes incluyen el principio de autode­terminación en la Cuestión Malvinas. Además, la Asamblea General de las Naciones Unidas rechazó en 1985, en dos oportunidades, pro­puestas británicas para incorporar ese principio en el proyecto de resolución sobre Malvinas. Ninguno de los requisitos que habilitan la apli­cación del principio de libre determinación está presente en la Cuestión de las Islas Malvinas.

Malvinas es un caso de territorio colonizado, no de pueblo colonizado; la población isleña es desde 1833 una población implantada; o sea, una población británica. Aplicar el principio de autodeterminación a la Cuestión Malvinas implicaría burlar el proceso de descolonización y consagrar la vulneración de la integridad te­rritorial argentina. Ello, por cuanto, supondría permitir que la población de una de las Partes en el diferendo (el Reino Unido) se erija en Juez de la disputa.

La falta de argumentos, y el amplio respaldo al derecho argentino a la integridad territorial, incita al Reino Unido a actuar y expresarse con la agresividad indigna de una potencia nuclear, que además es miembro permanente del Con­sejo de Seguridad. Tal conducta debilita los in­tentos de la comunidad internacional para que todos los países acepten las decisiones de las Naciones Unidas a fin de lograr la resolución pacífica de los conflictos. Gran Bretaña carece de autoridad moral en este tema, ya que es el país que más veces ha ignorado las decisiones de las Naciones Unidas, en especial cuando se trata de terminar con el colonialismo.

¿Por qué es tan importante recuperar las Islas Malvinas?

La Constitución Nacional reivindica la legítima e imprescriptible soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía (incluyendo la explotación de sus recursos naturales), respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del dere­cho internacional, constituyen un objetivo per­manente e irrenunciable del pueblo argentino.

La Argentina considera preocupante la actual situación que puede devenir en riesgos para la seguridad regional, tanto debido a la posi­bilidad de catástrofes ambientales como con­secuencia de las actividades de exploración y posible explotación de hidrocarburos iniciadas por empresas bajo licencia británica, de los conflictos derivados de una incontrolada emi­sión unilateral de licencias de pesca, así como por la falta de mecanismos de supervisión y control de sistemas de armas de destrucción masiva que podrían ingresar en la zona de paz suramericana.

La presencia militar británica en el Atlántico Sur es resultado de una visión imperial del mundo en la que el control estratégico de los recursos naturales es determinante.

La ubicación estratégica de las Islas frente al Estrecho de Magallanes e inmediaciones del Pasaje de Drake le permite al Reino Unido ejercer un control desde la boca del río Ama­zonas a la Antártida y desde la costa oriental sudamericana a la costa occidental africana, así como de los accesos interoceánicos Atlántico-Pacífico y Atlántico-Indico.

Entrevista realizada por Félix Madariaga L.

Por Editor

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