Por Guillermo Burneo Seminario
En reciente reporte periodístico (RT) se informaba que  entre tres y más de 20 millones de personas murieron víctimas del régimen establecido por Leopoldo II en el llamado Estado Libre del Congo. Impuso  un régimen de terror generalizado. En el Congo de Leopoldo II eran comunes prácticas como la toma de rehenes entre la población local, así como los castigos corporales, las mutilaciones y las expediciones punitivas contra aldeas que no hubieran cumplido la cuota de producción de marfil o caucho.
El asesinato de George Floyd  ha destapado la olla de presión  del racismo imperante desde hace 400 años en los  EEUU. En el lapso de estos años se han cometido mil y una atrocidades contra la población negra, afro descendientes de los africanos  esclavizados en las plantaciones del sur de los EEUU.
Es aquí en donde se originó el nefasto y criminal  Ku Kluk Klan  en 1895 dando inicio a una secuencia de atrocidades y muerte contra la población negra.
Omer Aziz (1) desvela que en lo que respecta a legislación basada en la raza, fueron los Estados Unidos los que despertaron el mayor interés del Führer, siendo la fuente  de inspiración del Memorando de Prusia,  anteproyecto  de las leyes de  Núremberg de 1935 del nazismo alemán.
Timothy Snyder  sostiene que el modelo que Hitler siguió para crear el lebensraum alemán en Europa fue el del genocidio americano de los pueblos indígenas, la despoblación de sus territorios y su posterior subyugación y segregación amparada por la ley. El escritor James Q. Whitman, en su libro Hitler’s American Model (El modelo americano de Hitler) se pregunta ¿Cómo es posible que los Estados Unidos, la tierra de la libertad y del republicanismo constitucionalista, haya tenido influencia sobre el régimen más racista y genocida del siglo XX?
Alude Aziz, que los  Estados Unidos fue “el único estado”, según escribió Hitler desde la cárcel, que rechazó con buen juicio la inmigración de “elementos físicamente enfermos y, básicamente, descarta la inmigración de ciertas razas”. Hitler, en un segundo libro inédito, volvía a maravillarse ante la jerarquía racial de los Estados Unidos, con nórdicos, ingleses y alemanes en la cima de su legítimo dominio como raza superior”.(1)
En su origen  los EEEUU extermino a  poblaciones nativas para después   masacrar a  los afro descendientes, no obstante venderse como el país de la libertad y democracia. Y tal es así que en su accionar de intervención e invasión a otros países cometen crímenes de lesa humanidad. Frescas están las imágenes del terror ocasionadas a los vietnamitas, iraquíes y de Afganistán. Hoy, en el contexto de los autoreproches por la muerte de George Floyd, Colin Powerll tilda de mentiroso a  Trump y éste, retruca  vía tuit enrostrándole  el trapo ensangrentado de la invasión a IraK, diciendo:
Powell «fue muy responsable» de llevar a EE.UU. «a las desastrosas Guerras de Oriente Medio» y agregó: «¿No dijo Powell que Irak tenía ‘armas de destrucción masiva’? No las tenía, ¡pero fuimos a la guerra!»(2)
A confesión de parte, relevo de prueba. Esta “simple confesión” del presidente en funciones de los EEUU es el reconocimiento de la ilegal y criminal invasión y masacre infligida a Irak y su pueblo. Se  estima en 1,200,000 los muertos como consecuencia de la destrucción de los servicios básicos que ocasionaron los  bombardeos que se vendió al mundo como fuegos artificiales.
Pregunto: acaso esto no es argumento suficiente  para que los criminales como George Bush, Dick Cheney, Ronald Rumsfed, Paul Wolfowitz, Condoleeza Rice, Colin Powell ,quienes  emprendieron y ejecutaron crímenes de lesa humanidad, sean sentados en el banquillo de los acusados, tal igual como a los nazis?  Hoy políticos y autoridades estadounidenses se arrodillan ante lo evidente, que la muerte de George Floyd es un crimen, entonces, que  esperan para hacer igual acto contrición con lo ocurrido en Irak y Afganistán y asumir su responsabilidad criminal?.
Nota: las cadenas periodísticas al unísono no le han dado la importancia al tuit de Trump y, Condoleeza Rice invoca al presidente que deje de tuitear. Es evidente que no quiere que siga evidenciando los trapos ensangrentados.

Por Editor

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