Por Julio Yao*

Definitivamente: Estados Unidos, cuando no la gana, la empata.  Es la conclusión a la que llegamos al ver el informe de sus servicios de inteligencia sobre el origen del SARS-COV2 y la reacción furiosa del   presidente Joe Biden. 

El presidente Biden les dio 90 días – plazo que se cumplió el 24 de agosto pasado —  para que produjeran resultados acusatorios y probatorios de que la República Popular China era el único y verdadero responsable del origen de la pandemia COVID19.  Para el presidente Biden, la Inteligencia norteamericana tenía que probar sí o sí que China era culpable del llamado (so called) “virus chino”.

La Inteligencia de Washington terminó en una decisión dividida (split decision):  unos dijeron “sí” y los restantes, “no, quizás” y hasta  “todo lo contrario”.  La cantinflesca solución se nos antoja, sin embargo, una diabólica y genial operación de inteligencia para escurrir el bulto y librarse del engorroso compromiso con un obcecado presidente.

Las noticias internacionales lo resumen así:  “Los servicios de inteligencia se consideran ‘incapaces de proporcionar una explicación más definitiva’ del origen del Covid-19.”

Frustrado por el fracaso obvio de sus agentes de inteligencia, Biden tomó himself al toro por los cuernos y dictaminó manu militari cuál fue el resultado final de la supuesta investigación.  Así la resumen las noticias desde Washington:

Según despacho noticioso (AFP, 27/8/21): “El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acusó el viernes a China de retener ‘información crucial’ sobre los orígenes de la pandemia de Covid-19, tras conocerse un informe de los servicios de inteligencia que no resuelve la cuestión del surgimiento del virus.”  Con estas declaraciones, Biden rechaza sus conclusiones y desautoriza a sus agentes de Inteligencia.

 Aparte de que los servicios de espionaje jamás debieran ser responsabilizados de complejas pesquisas de un ámbito estrictamente científico, los servicios de inteligencia de la primera potencia fueron empleados para fines indecorosos como lo es empañar de antemano la incuestionable credibilidad y reputación de China en materia de salubridad internacional.  Ni más ni menos, se trata, en efecto, de una operación para calumniar a China a fin de frenar su imparable desarrollo y creciente importancia internacional.

Aparte, además, de que ya antes la OMS había llevado a cabo una prolija y exhaustiva investigación en Wuhan y otros centros de China y señalaron como “altamente improbable” que se hubiese producido una “fuga de laboratorio” en Wuhan — “brillante tesis” de Biden – Estados Unidos se sale del juego y patea el tablero como un niño malcriado que ha sido expulsado por mal comportamiento. 

En efecto, los espías norteamericanos han concluido que el virus no es un arma biológica que haya salido de ningún laboratorio, pero Biden y su equipo acusan a China de “retener información crucial”. 

Con la primera observación, la Inteligencia de Estados Unidos cancela toda posibilidad de que algunos de sus 200 laboratorios de guerra biológica (según fuentes del gobierno de Vladimir Putin)  haya fabricado el SARS-COV2, eludiendo así las sugerencias de China de que debe investigarse el laboratorio de Fort Detrick, Maryland (EUA) y a la Universidad de Carolina del Norte, entre otros, como posible origen del virus.

Lamentablemente, Biden y la Inteligencia norteamericana tienen ahora como pretexto — para no investigar — el hecho de que el laboratorio de Fort Detrick fue cerrado abruptamente en 2019.   ¿Cosa no? En este sentido, no podemos culpar a la Inteligencia de proteger sus instalaciones de guerra secretas:  ese es su deber.    Pero, preguntemos si no constituiría un HORROROSO GENOCIDIO MUNDIAL si este DELITO de EUA  pudiese ser comprobado.  ¿No sería ésta una legítima competencia del Tribunal Penal Internacional que el veto de EUA en el Consejo de Seguridad de la ONU  impediría? 

En torno a la segunda observación de la Inteligencia, de que China “retiene información valiosa”, preguntemos: ¿por qué la OMS — que sí investigó ampliamente el laboratorio de Wuhan — no hizo igual señalamiento a China?

¿Cuándo, en qué momento, la Inteligencia norteamericana le pidió a China alguna información que le fuera negada? 

La Inteligencia de EUA no se aparta totalmente de la OMS al afirmar (aunque sin investigar) que el virus no fue fabricado en laboratorio alguno, exonerando a China pero también de paso a Fort Detrick. 

Sin embargo, hay numerosas evidencias circunstanciales que apuntan a la presencia del SARS-COV2 en EUA mucho antes de su aparición en China.

Citemos las afirmaciones de virólogos, epidemiólogos y científicos de Corea del  Sur, Singapur y Taiwán que sostuvieron, documentos en mano, que era imposible que el SARS-COV2 viniera de China; que algunos viajantes japoneses pescaron ese virus en Hawai en 2019 sin haber pisado suelo chino; que investigadores chinos sostienen la tesis de que fueron militares norteamericanos durante los Ejercicios Militares de noviembre de 2019 quienes introdujeron el virus en el mercado de Wuhan, cerca de donde estaban hospedados; que el Director del Centro para el  Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, admitió ante la Cámara de Representantes de EUA que  muchos  fallecidos de influenza (34 millones)  habían sido diagnosticados post mortem con Covid19; que el Center for Research on Globalizaton de Canadá afirmó que “el Covid19 fue creado en el Laboratorio Bioinformático del Pirbright Institute de  Inglaterra en 2014, del cual existen registros en la Oficina de Patentes de EUA y, finalmente, mencionemos que el 18  de octubre de 2019, dos meses y medio  antes del brote en Wuhan, el Foro Económico de Davos realizó un simulacro en Nueva York para determinar el impacto de una pandemia mundial con la participación del John Hopkins Center for  Health Security y la  Bill & Melinda Gates Foundation.

Todos estos sitios, salvo Wuhan, se encuentran en territorios de o bajo la jurisdicción y alcance de EUA y de Occidente.  ¿Por qué, entonces, para empezar, los hipócritas “Servicios de Inteligencia” de Washington o el propio presidente Biden no investigan estas evidencias dignas de ser tomadas en consideración? (Julio Yao, “Covid19 no se originó en China”, 28 de marzo de 2020, ALAI-AMLATINA).

¿Será que EUA le da la razón a la Biblia?:

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?… Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”. (Lucas 6,41-42). 

— Presidente Vitalicio y  Encargado del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá (CEEAP)

*Julio Yao es colaborador de la Revista El Derecho a Vivir en Paz


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