Estados Unidos y Rusia iniciaron en Viena negociaciones para la posible extensión del Nuevo START, el único tratado de reducción de armas nucleares existente entre ambas superpotencias y que expira el año que viene.
La reunión entre Estados Unidos y Rusia, sobre la que se viene especulando desde hace días, se producirá a «un nivel técnico», confirmó hoy en Viena el ministro de Asuntos Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg, que descartó así que en el encuentro vayan a participar los ministros de Exteriores de los dos países.
Schallenberg hizo esta declaración durante una rueda de prensa con su homólogo alemán, Heiko Maas, quien confió en que la reunión dé resultados positivos.
«Recientemente ha habido algunos retrocesos con los tratados de desarme», señaló el ministro alemán en relación a la salida el pasado mayo de EEUU del acuerdo Cielos Abiertos y el año pasado del INF, sobre misiles de corto y medio alcance.
«Por eso, el Nuevo START es uno de los pilares más importantes de la arquitectura de control de armamento, y me alegraría mucho que esas conversiones en Viena tuvieran éxito y que contribuyan a que se conserve lo que tenemos en la arquitectura de desarme», confió Maas.
El Nuevo START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) es el único pacto en vigor entre Estados Unidos y Rusia para la reducción de armas nucleares. El acuerdo expira en 2021 y Moscú ha propuesto renovarlo sin condiciones.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha evitado hablar directamente sobre el Nuevo START y ha defendido en el último año la necesidad de negociar un nuevo modelo de control de armas con Rusia, pero insiste en que ese pacto debe incluir también a China, país que ha rechazado un posible pacto trilateral. EFE
El presidente insiste que los acuerdos bilaterales de control de armas con Rusia están desactualizados y desde 2018 ha estado proponiendo que Pekín se incluya en los futuros acuerdos nucleares
EEUU y Rusia vuelven a abordar la limitación de sus arsenales nucleares, aunque la clave del éxito de la reunión parece tenerla el invitado que no ha acudido a la cita en Viena: China.
Rusia ha pedido una extensión de New START, que limita los arsenales nucleares rusos y estadounidenses a 1.550 ojivas nucleares de largo alcance desplegadas cada uno. Es el último acuerdo de control de armas nucleares que queda entre Estados Unidos y Rusia y expira en febrero. Moscú ha advertido sobre el peligro de una nueva carrera armamentista si el tratado no se renueva. Pero EEUU insiste en sumar a China al acuerdo y, por su parte, Pekín ha rechazado repetidamente los intentos de que se una a las conversaciones.
A simple vista, el escollo chino es suficiente para que EEUU deje caducar el acuerdo. El país asiático ha estado expandiendo su arsenal nuclear, aunque sigue siendo mucho más pequeño que los programas nucleares de Estados Unidos y Rusia. El presidente Donald Trump insiste que los acuerdos bilaterales de control de armas con Rusia están desactualizados y desde 2018 ha estado proponiendo que China se incluya en los futuros acuerdos sobre armas nucleares.
Los hombres del Gobierno chino señalan la gran disparidad en sus números en comparación con las superpotencias nucleares. Rusia y Estados Unidos aún poseen más del 90% de las armas nucleares del mundo. Washington tiene en 2020 unas 5.800 ojivas nucleares y Moscú unas 6.375. China dispone sólo de 320, según el último informe del Instituto Internacional de Investigación de Paz de Estocolmo (SIPRI).
«El Gobierno de Trump no tiene planes de extender el New START en este momento y busca utilizar el desinterés de China en las negociaciones trilaterales como una excusa cínica» para abandonar el tratado, dijo a AFP Daryl Kimball, director de la organización independiente estadounidense Arms Control Association.
Pekín ve pocos alicientes a la hora de entrar en este acuerdo. Washington y Moscú no van a reducir sus armas nucleares a un total de 320 ni parecen dispuestos a aceptar un acuerdo que legitime una acumulación china a sus niveles. China alguna vez ha exteriorizado que le preocupa la defensa antimisiles de EEUU, pero eso está fuera de la negociación. «Estados Unidos debería reducir drásticamente su stock, lo que crearía las condiciones para que otras potencias nucleares se unan a las conversaciones», tuiteó recientemente el Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
El viceministro de Exteriores de Rusia, Serguei Riabkov, y el representante especial de EEUU para el control de armas, Marshall Billingslea, han sido muy cautos en sus expectativas al iniciar la reunión: «Veremos», ha sido la expresión en la que ambos han coincidido al llegar a la cita.
Marshall Billingslea criticó a China por no haber enviado sus representantes a la reunión. «China no se ha presentado. Pekín se sigue escondiendo detrás de la gran muralla de secretismo ante su acelerado aumento de capacidades nucleares. Continuaremos trabajando con Rusia, pese a ello». Las últimas consultas sobre la estabilidad estratégica entre Rusia y EEUU se llevaron a cabo el 16 de enero. Las conversaciones duran hasta mañana martes.
DESCONFIANZA MUTUA
También existen desacuerdos directos entre rusos y estadounidenses, que desconfían de la disposición del otro a mantener la paridad. Moscú quiere una discusión más amplia con Washington sobre el control de armas, incluidas las intenciones de Estados Unidos de reanudar las pruebas nucleares después de una suspensión de casi tres décadas. El Gobierno de EEUU acusa a Moscú de querer modernizar miles de armas nucleares «no estratégicas» que quedan fuera del tratado New START y usarlas como una amenaza equivalente. Por eso EEUU quiere más armas rusas bajo vigilancia.
Billingslea ha expresado su preocupación por el hecho de que Rusia tenga gran cantidad de armas nucleares no estratégicas (generalmente de corto alcance, diseñadas para ser utilizadas en el propio campo de batalla contra blancos específicos, aunque algunas pueden pasar a jugar un papel estratégico con un rango mucho mayor). Pero los rusos han dicho muchas veces durante la última década que negociarían sobre sus armas no estratégicas cuando Washington abordara ciertas preocupaciones rusas, como la defensa antimisiles y las armas de ataque convencionales de largo alcance. Y de nuevo EEUU no ofrece nada en ese sentido.
Trump retiró ya a EEUU de tres acuerdos internacionales de desarme: el acuerdo nuclear iraní, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) y el Tratado de Cielos Abiertos sobre verificación de movimientos militares y limitación de armas. Según el analista político ruso Fiodor Lukianov, no hay que «esperar ningún avance» en Viena.
Por El MUNDO
Infografía Publicada por Vanguardia