Por Pablo Ruiz* 

La decisión del Presidente Joe Biden quien aprobó recientemente un paquete de ayuda militar para Ucrania, Israel y Taiwán, por un valor de 95.000 millones de dólares, es muy mala para el mundo porque nos asegura que seguirán los conflictos y la escalada militar que indudablemente tendrán consecuencias para todos.

Antes de esta autorización presidencial, el noticiario de DW informaba que la Cámara Baja estadounidense había aprobado el referido paquete de ayuda militar y mostraba, en pantalla, en el Congreso estadounidense, a un representante hablando en la sala y donde, a sus espalda, había una foto en un atril con las imágenes del presidente de Rusia, Vladimir Putin; Xi Jinping, de China; y Ebrahim Raisol-Sadati, de Irán.

La imagen más que elocuente simboliza quiénes son los enemigos declarados por los EEUU a quienes quieren combatir y contra quienes son los fondos aprobados. Vale decir, Rusia, China e Irán.

La imagen en cuestión, sin embargo, omite alguna foto que pudiera sindicar directamente al pueblo palestino el que está viviendo un verdadero genocidio con las armas estadounidenses que sigue recibiendo Israel.

El paquete de ayuda militar es nuevamente una decisión beligerante, de guerra, que debe preocupar a la comunidad internacional. No es sólo responsable quien aprieta el gatillo sino también quien facilita los medios para un crimen.

En el caso de los fondos para Ucrania, más de dos años de guerra siguen demostrando que la vía militar no va solucionar el conflicto entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, y no es la primera vez, EEUU prefiere que se desangren los actores en conflicto y que los países se fracturen.

En este caso, no como pasó en la ex Yugoslavia, o en Irak, o Afganistán o en Libia, países que terminaron divididos y destruidos, bajo los auspicios de EEUU y de la OTAN, es altamente posible que dejen a Ucrania dividida todavía más y no logren derrotar a Rusia que, siendo objetivos, tiene mayores capacidades militares, experiencia, y el orgullo de haber derrotado al ejército alemán nazi.

Sin embargo, seguimos corriendo el riesgo que siga la escalada hasta un punto de no retorno, si se continúa el camino de guerra, si los  Estados Unidos y la OTAN siguen enviando armas cada vez más peligrosas, si continúan enviando “instructores” o tropas a Ucrania, y si van, cada vez más, cruzando otras líneas rojas, es muy posible una guerra nuclear y lo que ellos mismos han convenido una “destrucción recíproca asegurada”.

Al igual que la crisis de los misiles en Cuba en 1962, donde EEUU no aceptó misiles nucleares a tan pocos kilómetros de su país, era lógico suponer entonces que el gobierno ruso no iba aceptar misiles nucleares en Ucrania como ha querido el Presidente Zelensky. Hasta Kissinger lo había advertido. Entonces, a la luz de la experiencia, la única solución al conflicto ucraniano pasa por el entendimiento entre los actores de mayor peso como lo son EEUU y la Federación de Rusia. No hay duda, que Europa y Ucrania harán lo que ordene Washington.

Sorprende entonces la falta de sensatez, de madurez, y de responsabilidad de la clase política y dirigente de Washington y de la OTAN que en vez de realizar diplomacia, en aras de la estabilidad internacional, prefieren alimentar la guerra la que no sólo genera muertes y destrucción, para ucranianos y rusos, sino también desestabilización mundial en un mundo en que nos necesitamos unos a otros.

En Ucrania son responsables, a la cabeza de Victoria Nuland, que se originara el conflicto ucraniano, que ha fracturado la unidad nacional de este país, a partir de una seguidilla de hechos como la intervención estadounidense en las elecciones en el 2004; luego, al promover y apoyar un golpe de estado el 2014; al no hacer respetar los acuerdos de Minsk; y al ofrecer a Ucrania que fuera parte de la OTAN paso necesario para instalar armamento nuclear como ha querido el presidente Zelenski.

No quieren admitir que la política que han llevado en Ucrania, y que quieren replicar en Taiwán, donde es muy probable una guerra de Estados Unidos con China, ha sido un rotundo fracaso o nos llevará, en el peor escenario, al colapso de la vida humana.

Aumento del Gasto Militar

No era de extrañar entonces, en este clima de guerra abierta o en proceso, que las nuevas cifras que entregará el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) seguirán la tendencia al alza.

“El gasto militar mundial alcanzó los 2,44 billones de dólares en 2023, lo que supone un aumento del 6,8% en términos reales con respecto a 2022”, señaló la organización sueca.

Mientras Estados Unidos tuvo un gasto militar de 916.000 millones de dólares en 2023, China gastó 296.000 millones de dólares, y la Federación de Rusia gastó 109.000 millones.

La militarización necesita enemigos y que Rusia, China, Irán, sean catalogados de enemigos por Estados Unidos no es algo nuevo para quien tenga una mirada más larga de los acontecimientos mundiales y de los relatos que desde el cine hollywoodense hasta la misma política exterior se vienen repitiendo una y otra vez.  ¿Es  tan difícil para EEUU vivir en paz con los demás países?

Resulta todavía más chocante que de la tragedia que significa la guerra en Ucrania y contra Palestina saquen cuentas alegres porque las empresas de armamento estadounidenses siguen aumentando sus utilidades a costa de la sangre de otros pueblos.

Un columnista de The Washington Post, Marc Thiessen, escribía lo positivo que significa la aprobación del nuevo paquete de ayuda militar.

“Muchos estadounidenses no se dan cuenta de que la gran mayoría de la ayuda militar que el Congreso aprueba para Ucrania se queda aquí en Estados Unidos, reponiendo los arsenales de armas estadounidenses, fortaleciendo nuestra base industrial de defensa y creando buenos empleos manufactureros para los trabajadores estadounidenses”.

Negociaciones

El conflicto en Ucrania pudo haber sido resuelto a las pocas semanas en que se inició ya que, en marzo de 2022, en Estambul, en Turquía, en la mesa de negociaciones, con representantes ucranianos y rusos, se tenía un borrador de acuerdo listo para ser firmado. Sin embargo, este documento no se firmó. Después se supo, por el ex primer ministro israelí Naftali Bennett, que tanto Reino Unido como Estados Unidos se opusieron a lograr un acuerdo con Rusia y dirigieron sus esfuerzos a que la guerra en Ucrania continuará.

Después el Presidente Zelesky firmó un decreto que declara la imposibilidad de negociar con el actual presidente de Rusia, Vladímir Putin.

Vale la pena las siguientes reflexiones del Papa Francisco, sobre la guerra en Ucrania, realizadas reciemente en una entrevista con Lorenzo Buccella, periodista de la Radiotelevisión Suiza (RSI), y publicada su transcripción en Vatican News:

– ¿Pero no deberíamos perder la esperanza de intentar mediar?

«Miremos la historia, las guerras que hemos vivido, todas terminan con un acuerdo».

– En Ucrania hay quienes piden el coraje de la rendición, de la bandera blanca. Pero otros dicen que esto legitimaría a los más fuertes. ¿Qué opina?

«Es una interpretación. Pero creo que es más fuerte quien ve la situación, piensa en el pueblo y tiene el valor de la bandera blanca y negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. Están ahí. Esa palabra negociar es una palabra valiente. Cuando ves que estás derrotado, que la cosa no va, tener el coraje de negociar. Y te avergüenzas, pero si sigues así, ¿cuántas muertes (habrá) entonces? Y acabará aún peor. Negociar a tiempo, buscar algún país que haga de mediador. Hoy, por ejemplo con la guerra de Ucrania, hay muchos que quieren hacer de mediadores. Turquía, por ejemplo… No avergonzarse de negociar antes de que las cosas empeoren».

En el mismo sentido, el Papa Francisco ha llamado a la Paz y la solución de los dos Estados para Israel y Palestina que asegure la existencia de ambos pueblos.

“La guerra es siempre una derrota en la que los que más ganan son los fabricantes de armas, por favor recen por la paz”, señaló el Pontífice.

Conferencia de Paz

A mitad de junio de este año se espera que se realice en Suiza una nueva Cumbre por la Paz en Ucrania y donde, hasta la fecha, no ha sido invitada la Federación de Rusia.

Lo anterior, augura un fracaso. No es posible llegar a la paz sin que las dos partes en un conflicto puedan negociar. Es más, en este conflicto se debieran sentar a la mesa no sólo Ucrania y la Federación de Rusia sino también EEUU y la OTAN y lograr un acuerdo  de seguridad común bajo las premisas que promovió el ex Primer Ministro Sueco Olof Palme.

Falta voluntad, falta valentía, especialmente de los EEUU, para avanzar hacia la paz en Ucrania en Palestina como hacer lo correcto para evitar una guerra con China.

* Pablo Ruiz es parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile. Es editor del sitio www.derechoalapaz.org

 

 

 

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