Este 26 de julio pasado, la Revista El Derecho de Vivir en Paz, con el apoyo de SOAWatch y la Red Internacional No a la Guerra y No a la OTAN, realizó el foro «EEUU: Amenazas a la Paz Mundial, Intervención y Militarización». En este conversatorio compartieron su análisis  Kristine Karch, de Alemania,  Co-presidenta de la Red Internacional No a la Guerra, No a la OTAN; Anthony Donovan, de EEUU, un activista por la paz;  junto a Olga Pinheiro, de Brasil, investigadora social, colaboradora y editora de nuestra revista; y Pablo Ruiz, de Chile, del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas (SOAWatch).

En este panel, se compartieron las preocupaciones que encierra la militarización y amenazas a la paz mundial que la primera potencia mundial, como es EEUU, mantiene actualmente. Espionaje, ciberataques, entrenamiento a policías y militares, bases militares en el extranjero, ejercicios y mantención de la OTAN, intervenciones en todos lados, aumento del peligro de una guerra nuclear,  son parte de las preocupaciones y amenazas que hay a nuestra paz y seguridad mundial.

Lea: Ponencia desde Brasil: “EEUU: Amenazas a la Paz Mundial, Intervención y Militarización” de Olga Pinheiro


Apuntes: La Militarización en América  Latina  y Mundial

Pablo Ruiz

Históricamente, el movimiento de la SOAWatch ha denunciado los impactos negativos del entrenamiento que sigue dando Estados Unidos  a las Fuerzas de Seguridad de una gran mayoría de países latinoamericanos. Tan sólo en la Escuela de las Américas (SOA), hoy conocida como WHINSEC, se han entrenado a más de 84 mil soldados y policías de nuestro continente.

En América Latina, vivimos el terrorismo de Estado y los golpes de Estado, gobiernos militares que tuvieron el apoyo de EEUU. Muchos agentes, por ejemplo, de Chile, que fueron asesinos y torturadores, fueron graduados de la Escuela de las Américas.

Actualmente, EEUU sigue dando entrenamiento militar a muchos países de América Latina y del mundo inoculando su doctrina y su militarismo.

En Colombia, donde reiteradamente se denuncian violaciones a los derechos humanos, más de 110 mil tropas colombianas han sido entrenadas por EEUU en las últimas décadas en diversos centros de entrenamiento de EEUU.

Se conoció, hace poco, que mercenarios colombianos, quienes asesinaron al presidente de Haití Jovenel Moïse siete de ellos fueron entrenados en EEUU, cuatro directamente en SOA/WHINSEC. También graduados de SOA/WHINSEC participaron en el asesinato de la líder indígena Berta Cáceres, el 2016, y también estuvieron involucrados en el golpe de Estado en Bolivia el 2019.

A todo lo anterior, las bases militares de EEUU en el extranjero representan un peligro. En Chile el Comando Sur de EEUU financió, el 2012, la construcción de una base militar para entrenamiento para «operaciones de paz» en el Fuerte Aguayo en Concón donde se ha enseñado contrainsurgencia urbana. Pero hay más de 70 bases de EEUU en América Latina.

Hay bases militares de EEUU clásicas: En Guantánamo, que es además una cárcel ilegal y que Cuba reclama su soberanía. Hay en Colombia, en Soto Cano, en Honduras, en Perú. Hay otras posiciones militares, como radares, pistas de aterrizaje, que también se consideran posiciones militares de EEUU en América Latina. Incluso, una base militar de EEUU en Perú  hace investigación de enfermedades infecciosas, NAMRU-6 cuyas investigaciones podría ser usadas para la guerra biológica.

También en América del sur tenemos la presencia del Reino Unido, de la OTAN, en Las Malvinas, cuya soberanía reclama el pueblo argentino.

En febrero pasado, la cancillería argentina manifestó su protesta por el paso de un submarino de EEUU, con capacidad nuclear, y que contó con apoyo británico, en el Atlántico sur.

Es importante recordar que en el enero de 2014 los jefes de Estados, agrupados en la CELAC, firmaron la “Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, entre otras cosas destacaron “la relevancia del Tratado de Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe que estableció la primera zona libre de armas nucleares, en un área densamente poblada, siendo este una contribución a la paz y la seguridad regional e internacional, Reiterando la urgente necesidad del Desarme Nuclear General y Completo…”.

Muy pocos conocen que existe un grupo de científicos y académicos, entre ellos 15 premios Nobel, que crearon el Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock). Ellos evalúan científicamente la realidad y los peligros que la humanidad corre que llegue el día final de la existencia humana.

Hace poco pusieron el reloj a las 11:58 p.m., dos minutos antes de la simbólica medianoche apocalíptica. Dos peligros nos amenazan de forma destacada: El cambio climático y el problema de las armas nucleares.

Noam Chomsky señaló: “No podemos dejar de recalcar el hecho de que estamos en un momento único de la historia humana. De hecho, lo hemos estado desde 1945. En 1945, la historia humana cambió dramáticamente. En agosto de 1945, los humanos demostraron que su alardeada inteligencia había creado un medio para destruir la vida en la Tierra. Todavía no lo tenían en ese momento, pero era obvio que este medio iba a extenderse y expandirse, como de hecho lo hizo. Un par de años después, en 1947, el Boletín de Científicos Atómicos estableció su famoso Reloj del Juicio Final. ¿Qué tan lejos estamos de la medianoche y del desastre final?”. 

La militarización de EEUU es una amenaza a la autodeterminación de los pueblos y a la seguridad y la paz del mundo. Estados Unidos dedicó a su defensa, el año pasado, 778.232 millones de dólares cifra que representa el 39% de los gastos de defensa de todo el mundo. Sí, de todo el mundo.

En plena pandemia, el gasto en armas nucleares el 2020 aumentó 1.400 millones de dólares en plena pandemia. Según un informe de la  Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), Estados Unidos gastó más de la mitad del importe total, unos 37.400 millones de dólares, lo que supone aproximadamente el 5% de su gasto militar en 2020. EEUU también se salió, en los últimos años, de dos tratados de control de armamento nuclear, como el Tratado a Cielos Abiertos y el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF). También se retiró del acuerdo con Irán.

De acuerdo a Democracy Now “A pesar de las críticas que Biden hizo a las políticas nucleares del Gobierno de Trump durante la campaña electoral, su Gobierno continúa con las iniciativas para expandir el arsenal nuclear de Estados Unidos y está pidiendo 43 mil millones de dólares para armas nucleares en su nuevo presupuesto”.

La lucha por la no intervención, por la autodeterminación de los pueblos, por la paz, es una bandera indispensable porque todas y todos tenemos el derecho de vivir en paz.

 

Por Editor

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