Por Félix Madariaga  L.

A menos de un mes de que en Roma (Italia) se realicé la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios, organizada por la ONU, en colaboración con la FAO y otras dos agencias del Sistema ONU – el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) – el mundo enfrenta una de las peores crisis alimentarias de su historia.

La reunión que busca ser la instancia para realizar un seguimiento de los avances alcanzados en la transformación de los sistemas alimentarios desde la cumbre celebrada en 2021, enfrenta un escenario sombrío y parece – como gran parte de los eventos de “alto nivel” – destinado a concluir en la tradicional foto de grupo sin acuerdos concretos que mejoren las condiciones de vida de los países más pobres del mundo, sobre todo, considerando las duras medidas que se han tomado contra la Federación Rusa, uno de los mayores productores del suministro mundial de cebada, trigo y maíz.

La pandemia del Covid-19, el cambio climático, las guerras y recientemente el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania, han empeorado considerablemente la situación del hambre en el mundo, aumentando el porcentaje de seres humanos que no tienen acceso regular a suficientes calorías diarias en su dieta. Se calcula que en el 2021, 828 millones de personas estaban desnutridas, y la guerra en Ucrania ha empujado un alza de los precios globales en los alimentos, los combustibles y los fertilizantes, por lo que en 2023 se agravará aún más el hambre en el mundo. Claramente no ha sido sólo el conflicto entre Ucrania y Rusia el que ha desatado la crisis que enfrentamos.

Desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, los medios de comunicación tradicionales non han bombardeando con noticias alarmantes: no se está transportando la cantidad de toneladas de cereales que normalmente salía por los puertos del Mar Negro. Con algún grado de sorpresa, nos hemos informado de la importancia mundial que tiene, no sólo la producción de cereales y de fertilizantes originados en la zona actualmente en guerra, sino también del transporte de estos productos para el mundo entero. Tan importantes son que han generado una crisis mundial de alimentos en muy corto plazo.

Fake News, Not News

Lo que se está intentando hacer a través de la des-información que nos llega a través de los medios hegemónicos es crear un clima contrario a Rusia, su política y su pueblo. Si hoy todo está más caro, escaso, y no llegamos a fin de mes, es culpa de ellos y su guerra. Ceguera que nos impide ver que detrás de ello, están las grades multinacionales enriqueciéndose y haciendo de la guerra un negocio.

El aumento de precios de los productos agrícolas no inicia con las operaciones militares rusas en Ucrania. Ya la pandemia del Covid-19 había provocado retrasos y aumento en los costos de las cadenas de suministro, aumentando también los precios de los servicios de transporte, almacenamiento y distribución de los productos.

Y en el marco del conflicto Ruso Ucraniano, y la escasez de alimentos y fertilizantes, el 22 de julio de 2022, la ONU, la Federación Rusa, Turquía y Ucrania acordaron la Iniciativa de Granos del Mar Negro, para reintroducir las exportaciones de alimentos y fertilizantes de Rusia y Ucrania al resto del mundo, acuerdo que buscaba reanudar las exportaciones de grano, otros alimentos y fertilizantes, desde Ucrania a través de un corredor marítimo humanitario seguro partiendo desde 3 puertos ucranianos: Chornomorsk, Odesa y Yuzhny/Pivdennyi.

Esto permitió, en cierta medida, una baja en los precios de estos productos en los mercados mundiales, demostrando así, el poder del comercio y de paso, entregando esperanzas en tiempos de crisis.

Esa es la verdad oficial, los hechos son algo distintos. Si bien es cierto que no hay ataques militares de los ejércitos en conflicto a los barcos y que éstos pueden navegar por el Mar Negro, entrar o salir, sin mayores dificultades, también es cierto que no están saliendo todos los millones de toneladas de producción, que en los años de pre-guerra salían normalmente.

Simple, se está bloqueando la salida de una gran cantidad de productos rusos, usando las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, aplicándose el acuerdo Iniciativa de Granos del Mar Negro sólo para los productos ucranianos. Es más, la implementación del acuerdo, dista mucho de los “objetivos humanitarios” declarados, los productos no están llegando a los países más necesitados, sino que son acaparados para satisfacer las necesidades de occidente.

A casi un año de la firma de este tratado, según una entrevista a la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, las exportaciones de Ucrania a países necesitados sólo es del orden del 2,6% del total, mientras que el otro 97,4% está yendo al mundo desarrollado, sin importar la hambruna que se está generando en aquellos países con baja productividad agrícola.

Un buen ejemplo del peligro de hambre que se está generando, como comenta la portavoz Zajárova, es una donación de fertilizantes rusos, de 262.000 toneladas destinados a países pobres, bloqueados en los puertos de Letonia, Lituania, Estonia y Países Bajos. Seis meses después, el único cargamento que ha podido ser enviado es a Malawi, por 20.000 toneladas, que aún no ha llegado a su destino.

Si un cargamento tiene estos problemas para llegar a su destino, con meses de atraso, siendo patrocinado por las Naciones Unidades, podemos imaginarnos las dificultades que deberán enfrentar las empresas rusas, que no están bajo este patrocinio para hacer llegar sus productos al mundo.

Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, advirtió en marzo  de 2023 sobre la prolongación de la “Iniciativa de Granos del Mar Negro”, que “sólo se puede prolongar lo que ya se cumple, pero si el paquete se cumple a la mitad, el asunto de la prolongación se torna bastante complejo“; y asegura que “la primera parte, la exportación segura del grano ucraniano desde sus puertos en el mar Negro, se cumple. Nosotros, Rusia, cumplimos todos nuestros compromisos al respecto junto a los colegas turcos. La segunda parte no se cumple en absoluto”, en alusión al no levantamiento de las restricciones a la exportación del cereal y los fertilizantes rusos.

Sanciones, no soluciones

Si la parte del mundo más pobre del mundo sufrirá un agravamiento de la  hambruna, deberán responder las grandes potencias, que han utilizado el conflicto ruso-ucraniano para especular con la producción y distribución de productos básicos. Aprovechando el acuerdo “humanitario” para la producción y distribución de granos y fertilizantes, han asegurado las necesidades de Europa y Estados Unidos, en desmedro de las naciones más necesitadas. La crisis alimentaria se está utilizando para atacar a la Federación Rusa, adosándole la responsabilidad por la carencia de granos que se está produciendo y distribuyendo a nivel mundial, a pesar de los acuerdos firmados y respetados integralmente por parte de ella.

Quiénes y por qué están aprovechando esta situación? Que Rusia no pueda exportar sus granos y fertilizantes, crea una demanda mundial que hoy están satisfaciendo las grandes corporaciones, por ejemplo, aquellas ligadas a la industria de fertilizantes de Canadá y Estados Unidos, que luego de satisfacer sus necesidades, venden al mejor postor, dejando fuera a los países más pobres de Latinoamérica, África y Asia. El Presidente Putin ha hecho un llamado, una y otra vez, a desbloquear los fertilizantes con destino a los mercados más necesitados, sin recibir respuesta de parte de EE.UU y la Unión Europea.

En el informe  de Greenpeace Internacional “Injusticia alimentaria. 2020-22. Sin control, sin regulación y sin rendir cuentas: ¿Quiénes se benefician del hambre?, se explica cómo las corporaciones de agro-negocios más grandes del mundo han aumentado sus ganancias en miles de millones de dólares desde 2020, aprovechando tanto la pandemia como la guerra en Ucrania. En el informe, las 20 corporaciones analizadas en el periodo 2020-22 son las más grandes en los sectores de grano, fertilizantes, carne y lácteos y entregaron más de 53.000 millones de dólares en ganancias a sus accionistas en 2020 y 2021.

Es evidente la gravedad del problema y lamentamos que no exista una real información en los medios, que esconden una realidad vergonzosa e inmoral, que en un momento dramático para millones de personas, lo que vemos es un enriquecimiento sin límites para las grandes multinacionales y sus socios, dueñas del sistema alimentario mundial.

Fuente: https://liberacion.cl/2023/06/28/crisis-alimentaria-es-real-el-peligro-de-hambre-en-el-mundo/

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