Por Hervi Lara*
Gracias a la razón y a su capacidad de dominar mediante la técnica de base científica, el ser humano ha buscado dominar las fuerzas y procesos naturales para hacerlos servir a sus proyectos de ejercicios de poder. Al tener poder, se ha sentido amo y señor de la naturaleza y del resto de la humanidad, de la historia y de sí mismo. En consecuencia, esto ha conducido a vivir al borde de la aniquilación de la humanidad, debido a los instrumentos de muerte que se han acumulado.
Una guerra nuclear podría producir una extinción masiva del ser humano y de todo lo viviente en el planeta, teniendo como secuela la contaminación radiactiva y otras consecuencias climáticas de efectos globales.
Después del lanzamiento de bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki de parte de USA, en 1949 se creó el Movimiento por la Paz. Paralelamente, Francia, Rusia e Inglaterra iniciaron pruebas nucleares para demostrar su poder. Por su parte, USA a través de la OTAN y la actual Unión Europea, ha desarrollado la “dominación del espectro completo”, esto es, el desmantelamiento de países soberanos para confrontar su economía con la de China y ha mantenido una guerra no convencional con Rusia. Es un hecho que “la amenaza nuclear es un intento de USA de seguir imponiendo su hegemonía y su voluntad por sobre el derecho de otros pueblos a su autodeterminación”. (1)
De acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU, existen 15.000 ojivas nucleares. En 1946, sólo USA poseía armas nucleares. Progresivamente se fueron sumando a esta letal carrera la URSS (1949); Inglaterra (1952); Francia (1960); China (1964); India (1974); Pakistán (1998); Israel (1970, aunque se ha negado a confirmar); Corea del Norte (2006). Sudáfrica habría desmantelado sus instalaciones en 1990.
Por esta trágica carrera se instauró el 26 de septiembre como el Día Internacional para la Eliminación Total de Armas Nucleares. El Tratado de Eliminación de Misiles Nucleares de Alcance Intermedio o INF (por sus siglas en inglés, IntermediateRange Nuclear Forces) fue firmado en 1987, siendo el primer acuerdo que redujo arsenales nucleares durante la Guerra Fría. En 1991, aquello desembocó en la eliminación de todos los misiles balísticos y de cruceros de mediano y de corto alcance (entre 500 y 5.500 Km) de USA y de Rusia. Durante la administración de Donald Trump, USA se retiró de este Tratado, proyectando un riesgo de aumento de la carrera armamentista.
El 10 de septiembre de 1996 se estableció el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, prohibiendo la realización de ensayos nucleares en y por los países firmantes. Este Tratado lo han firmado 183 países y ha sido ratificado por 166 de ellos. No lo han firmado o ratificado USA, Corea del Norte, Israel, China e India.
En 2010 se firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Start III) entre USA y Rusia. Dichas reducciones alcanzaron un máximo de 1.550 ojivas nucleares estratégicas.
El 14 de julio de 2015 se firmó el Pacto Nuclear, consistente en un acuerdo con Irán, del Grupo 5 + 1 (USA, Rusia, China, Francia, Inglaterra + Alemania). Fue denominado como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) y estableció limitaciones al programa nuclear iraní, entre ellas la eliminación de las reservas de uranio enriquecido. Esto permitió poner fin a las sanciones internacionales que afectaban a Irán. En marzo de 2018, USA se retiró de dicho Acuerdo, con los riesgos que ello implica para la paz mundial.
En junio de 2017, la Asamblea General de la ONU estableció el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y que ha sido firmado por 122 países.
En febrero de 2022, se debería realizar la Conferencia de Revisión del Tratado sobre no Proliferación de las Armas Nucleares y ojalá se avance para prevenir una guerra nuclear.
Múltiples actividades se han realizado en búsqueda de la paz y el fin de las armas nucleares. Por ejemplo, el 4 de abril de 2018, siete activistas católicos de USA fueron detenidos en la Base Naval Submarina de Kinas Boy en Georgia, por realizar una vigilia para protestar contra el arsenal nuclear de USA. Ellos consideran que “estas
armas nucleares son una forma de terror”, pues la base alberga 6 submarinos de misiles balísticos nucleares, cada uno con 20 armas termonucleares Trident. Los activistas fueron llevados a juicio y enfrentan 20 años de prisión.
El pensador norteamericano Noam Chomsky, en su libro “La guerra nuclear y la catástrofe ambiental” ha señalado que “desde la Segunda Guerra Mundial hay
dos problemas que amenazan la supervivencia de la especie: la guerra nuclear y la catástrofe medioambiental: ambas pueden producir un mundo inhabitable debido a la escasez de agua, comida y tierra habitable”.
Por su parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres la señalado que “la única manera real de eliminar la amenaza de las armas nucleares es eliminar las armas nucleares”.
El Papa Francisco, en la 75ª Asamblea General de la ONU se refirió a las crisis humanitarias por ausencia de garantías de derechos a la vida, a la libertad y a la seguridad personales debidas, entre otras causas, a las armas explosivas y a las armas de destrucción masiva. Por tanto, ha propuesto la instauración de leyes internacionales efectivas que promuevan el desarme nuclear, la no proliferación de armas nucleares y su prohibición. Luego, en la encíclica “Fratelli Tutti” (sobre la fraternidad y amistad social) (4-10-2020), se extendió sobre lo mismo afirmando que “el objetivo último de la eliminación total de las armas nucleares se convierte tanto en un desafío como en un imperativo moral y humanitario. (…) El aumento de la interdependencia y la globalización comportan que cualquier respuesta que demos a la amenaza de las armas nucleares, debe ser colectiva y concertada, basada en la confianza mutua. Esta última sólo se puede construir a través de un diálogo que esté sinceramente orientado hacia el bien común y no hacia la protección de intereses encubiertos o particulares. Y con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo Mundial, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna”. (2).
* Hervi Lara es profesor e integrante del Comité Oscar Romero (SICSAL-Chile)
Notas:
1 – Carta de SOA Watch y AFEP al Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica y al Secretario General de de la ONU.
(2018).
2 – Francisco, “Fratelli Tutti”, párrafo 262.