Foto de Pavel Pavelic

“Como a los nazis les va a pasar, donde vayan los iremos a funar”.

Cuando la verdad y la justicia quedan detenidas por las rejas de la impunidad nuestro pueblo es castigado con la narrativa oficial que promueve el olvido de tantos muertos, secuestros y tratos inhumanos. Es por eso que reafirmar la memoria y exigir justicia, más que una reivindicación puntual, se trata de reivindicar un país como país y con esto derrumbar los fundamentos que todavía lo mantiene como un Estado donde la justicia no es aplicada a todos por igual.

Al seguir tratando con impunidad a los genocidas y sus cómplices y financiadores, Chile se re-configura continuamente como un Estado de la Excepción, premiando a los criminales de lesa humanidad con propuestas como el Proyecto de Ley Humanitaria, para alivianar la condena de la minoría que fue a la cárcel, y que ahora envejece, privilegio este negado a los que ellos le cercenaron la vida.  De esta forma, se ignora la sentencia perpetua de las víctimas y sus familiares a convivir con los traumas físicos y psicológicos del terrorismo de Estado, sin alzheimer institucional que lo  ablande.

Es dentro de este contexto que la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Organizaciones Sociales realizó su tercera Marcha Contra la Impunidad y el Olvido, la noche del 20 de junio, desde Plaza Italia hasta el Centro de Santiago. Bajo las consignas: “Justicia, Verdad, no a la Impunidad” y “Ninguna democracia se puede levantar sin terminar primero con tanta impunidad” cientos de manifestantes ocuparon Alameda y Paseo Ahumada con sus afiches y pancartas que exigen saber: “¿Dónde están?”, cobrando los restos mortales de una verdad que el Estado quiere callar.

Días después, el 22 de junio, otra importante y pedagógica iniciativa organizada por la Comisión Funa, fue realizada en la Comuna de Puente Alto denunciando la impunidad de José Fuentes Castro (Paco Degollador) que fue agente de la Dirección de Comunicaciones  de Carabineros (DICOMCAR) y autor de los secuestros seguidos de homicidio de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino. En este día, el degollador estaba de cumpleaños sin cumplepenas, contrariando la condena perpetua que supuestamente le dio la justicia.

En la Funa (acción que en otros países se conoce como escrache o esculacho), los manifestantes desvelaron al vecino criminal que la comuna desconocía que abrigaba, con intervenciones habladas, globos de luto y panfletos que relataban la historia truculenta del denunciado. Los activistas también mejoraron la señalización de calle para la preservación de nuestra especie, indicando: aquí vive un genocida. Todo esto mientras un grupo musical con calaveras tocaban, bailaban y cantaban haciendo revivir el honor y memoria de tantos que fueron asesinados en los tiempos de la dictadura y destapando, con esta acción, los oídos de los que quieren seguir en la indiferencia.

Allá también estaban algunxs niños/as, que miraban admirados esta clase en vivo de historia, para que no se olvide, para que nunca más ocurra. Con ellos, los opresores de turno no lograrán hacer de la memoria más una desaparecida política.

Reporte y fotos de Revista El Derecho de Vivir en Paz

 

Fotos Funa:

Fotos Marcha contra la Impunidad y el Olvido:

 

 

Por Editor

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