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Barack Hussein Obama II, a lo largo de su mandato ha llevado los ejércitos del imperio a 135 países; George W. Bush se había quedado en 60. Si la fabricación de armas, la guerra y la venta de armas a otros era el mayor negocio del gobierno capitalista anterior, figúrese el negocio que ha hecho para el capitalismo con su gobierno, aún en estos momentos, con tantas guerras como ha emprendido.

Ramón Pedregal Casanova – Red en Defensa de la Humanidad – 2 de noviembre, 2016
 A todas partes, va enseñando sus dientes blancos, ¿nos sonríe, o nos amenaza? Sólo en Japón lo he visto con la boca cerrada, y es que un yankee, bajo las órdenes de otro presidente yankee, tiró sobre el país que visitaba dos bombas atómicas. ¿Ha querido blanquear semejante acto, con su silencio?

Sus actos han hablado: no tiene ninguna estima por las gentes sencillas. No ha cambiado ningún objetivo. Su equipo de agitación y propaganda, psicólogos, artistas literatos y propagadores, da vueltas a cualquier parte de la Historia y, si no pueden con ella, ese equipo, le apunta las palabras que dijo en Cuba: “Dejemos el pasado, es antiguo”.
El dinero al que representa no es ni Verdad, ni Ética, ni Justicia, ni Igualdad, es sólo la materia con que blanquea su propia historia y por la que le brillan los dientes cuando los enseña, ¿sonríe, o amenaza? Y si no surte el efecto buscado, si el elegido se resiste, “le retorcemos el brazo”, declaró él mismo.

Obama blanquea a grupos antidemocracia en Polonia, se reúne con los golpistas gobernantes y reafirma, así, su intención amenazante de poner a la OTAN en la frontera rusa; ha promovido la destrucción de aquella Libia que intentaba, con Gadafi, crear una moneda africana y despegarse del Imperio; a los terroristas mercenarios antisirios los entrena y entrega todos los medios militares para que destruyan el País; a los sionistas israelíes les manda armas y dinero, hasta 38.000 millones de dólares, para que se afiancen como fuerza colonialista en Palestina y la Zona; en Venezuela financia, con presupuesto del régimen que representa, a la ultraderecha, para promover las revueltas primaverales, guarimbas, guerra económica, paramilitarismo; contra Cuba ejecuta la entrega millonaria de dólares, emisoras de radio, equipos diversos de transmisiones, aprobado también en los presupuestos de su Presidencia, a grupos que trabajan para su Departamento de Estado y la CIA, mantiene sus tropas de ocupación en Guantánamo y se aísla contra el mundo que le dice NO al bloqueo; y sus voceros y alcahuetes, en los medios del capital, todo lo blanquean… Los martes tiene un trabajo directamente de sangre, se reivindica como “hombre muerte”, y sus brigadas de limpieza están prestas a blanquear de inmediato: él mismo, Obama, dicta los asesinatos selectivos que quiere que sus esbirros lleven a cabo durante esa semana, sin pruebas, sin juicio, sin conocer a quien está condenando a muerte… El martes siguiente nombrará a otras personas, de diversas partes del mundo; hasta le ha dado nombre a la lista que elabora: Kill List [Lista de la muerte].

Ordena retorcer más que el brazo. ¿Quién es Obama? ¿Quiénes lo mandan? ¿Quién va a juzgar a esos? ¿Y a los blanqueadores de tales actos?

Según los datos obtenidos, durante su mandato el Nobel de la Paz ha multiplicado por cinco el número de asesinatos que Bush mandó cometer de la misma forma, en sus ocho años de gobierno. ¿Cómo pueden blanquear tanto crimen?

Los crímenes que ordena realizar mediante drones han acabado con la vida de casi 4.000 personas, seleccionadas. Antes, durante y después se activa el aparato blanqueador. Sus vasallos atacan, por lo menos, en Somalia, Uganda, Yemen, Libia, Iraq, Pakistán y Afganistán. Sin contar los millones de muertes causadas y personas desplazadas por las guerras que lleva a cabo.

Pronto llegará el relevo a este autor de la Kill List. ¿Llegará alguien como él? ¿peor?, de refresco. Y el gran capital habrá terminado el intento de engañar, quizás un experimento, a los pueblos, incluyendo al de EE.UU., mediante el hombre de paja de raza negra: querían distraer de lo hecho bajo la imagen de Bush, para ganar tiempo, y en ese impase, o punto muerto, nunca mejor dicho, aumentar las presiones como imperio global.

Este negro, calcularon, cumple con los requisitos del sector del armamento, con los del mundo financiero, con el objetivo de la dominación mundial de las riquezas, hasta con la mismísima dominación clasista blanca. A este negro lo tenemos tan asimilado que gesticula y habla como si fuese blanco, obedece hasta parecer uno de nosotros.

Tan pegado al Imperio les resultaba que lo han hecho comportarse como más avieso. En prevención de lo que iba a hacer, le entregaron –para que limpiase bien los sepulcros– una bayeta: el Premio Nobel de la Paz. Antes había hecho una declaración, y nada más, a favor de la paz.

Obama, a lo largo de su mandato, ha llevado los ejércitos del Imperio a 135 países; Bush se había quedado en 60. Si la fabricación de armas, la guerra y la venta de armas a otros era el mayor negocio del gobierno capitalista anterior, figúrese el negocio que ha hecho para el capitalismo con su gobierno, aún en estos momentos, con tantas guerras como ha emprendido.

En La Biblia, en el Evangelio de San Mateo 23, 27-29, se lee: “En aquellos días dijo Jesús: ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen limpios, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así vosotros por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad’”.

¡Hasta nunca, Obama!

Preparémonos la solidaridad internacional frente a quien le va a suceder, que ahora, ya, será de raza blanca; no necesitará blanquear nada, ni su sonrisa, y sobre el mapa del mundo no sabrá decir dónde se encuentra Japón.

 

 

Por Editor

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